¿Cómo afecta una mejora sustancial de las oportunidades de las mujeres en el mercado laboral a su poder de negociación dentro del hogar? Esta columna informa sobre la existencia de evidencias procedentes de Myanmar que demuestran que la apertura del país al comercio en 2010 y la creciente disponibilidad de empleos para las mujeres en fábricas de exportación redujo la incidencia de violencia doméstica.
Los sucesos de los últimos años han llamado la atención sobre importantes retos que enfrentan las mujeres en el mercado laboral, incluyendo acoso sexual y salarios desiguales. Pero existe un reconocimiento considerablemente menor respecto a las amenazas tanto a la seguridad como a la igualdad de las mujeres en sus propios hogares.
La Organización Mundial de la Salud estima que el 30% de las mujeres que han tenido alguna vez una relación ha sufrido violencia doméstica. Un estudio que analiza datos de las Encuestas de Demografía y Salud, realizadas en todo el mundo, demuestra que las mujeres casadas carecen a menudo de voz en las decisiones domésticas. Según estas encuestas, la creencia que justifica que los maridos pueden golpear a sus esposas no es inusual. Muchos de estos problemas se agravan en países de ingresos bajos.
En estos contextos, ¿qué puede proteger y empoderar a las mujeres en el hogar? Existe una considerable cantidad de resultados de investigación que demuestran que las transferencias de efectivo, la formación profesional e información e instrumentos de ahorro pueden favorecer diversas medidas de empoderamiento femenino.
Asimismo, los análisis económicos de negociación dentro de los hogares destacan la importancia de la ‘opción exterior’ de la mujer – qué podría hacer fuera de su actual matrimonio. Una parte significativa de esta opción exterior es la disponibilidad y la calidad de las oportunidades del mercado laboral para las mujeres.
Los países en desarrollo han observado cambios profundos en las oportunidades del mercado laboral de las mujeres durante las últimas décadas. La industrialización y la globalización han generado grandes incrementos en la cantidad de empleos del sector manufacturero realizados por mujeres, especialmente en empresas exportadoras.
Esto es importante porque las empresas exportadoras pagan a menudo salarios más altos y ofrecen condiciones de trabajo mejores que las empresas que venden en el mercado nacional. En otras palabras, muchas mujeres han percibido mejoras espectaculares en las oportunidades laborales disponibles para ellas como resultado de estos cambios más amplios en la economía global.
¿Qué sucede con las mujeres en el hogar cuando mejoran sus oportunidades en el mercado laboral? ¿Tienen más voz en las decisiones domésticas? ¿Experimentan menos violencia doméstica? Abordamos estas cuestiones en un estudio reciente en Myanmar.
Myanmar inició su rápida apertura al comercio en torno al 2010. Las fábricas textiles del país, que dependen mayoritariamente de mujeres trabajadoras, fueron las más afectadas por esta liberalización del comercio. Un trabajo previo demuestra que los salarios se incrementaron y que las condiciones laborales mejoraron entre las fábricas textiles que comenzaron a exportar durante la rápida expansión del comercio de Myanmar. Esto proporciona un escenario excelente para estudiar cómo un cambio repentino y profundo en las oportunidades del mercado laboral afectó al poder de negociación de las mujeres en el hogar.
Centrándonos en mujeres de vecindarios con fábricas textiles en la región de Yangon, encontramos que las mujeres que viven cerca de una fábrica de producción para el mercado de exportación (en lugar de una fábrica no exportadora) tienen más probabilidades de estar trabajando. Esto sucede a pesar de que ambos grupos de mujeres resultan similares atendiendo a varias dimensiones, incluyendo su edad, niveles de educación y estado civil. Llevamos a cabo varios análisis que sugieren que esta relación no es sólo de correlación y que las fábricas de exportación realmente mejoran las oportunidades del mercado laboral de estas mujeres.
La proximidad a una fábrica de exportación (al contrario que a una fábrica que no exporta) incrementa la participación de las mujeres en la toma de decisiones relativas al hogar. También reduce la tolerancia de las mujeres a la violencia doméstica, medida por el número de situaciones en las que piensan que es justificable que un marido golpee a su esposa. En gran medida, la cercanía a una empresa exportadora también reduce la probabilidad de que una mujer sea víctima de violencia doméstica.
Nuestro estudio demuestra que las empresas exportadoras se traducen en oportunidades de mercado laboral de mejor calidad para las mujeres y esto es lo que mejora su poder de negociación en el hogar – incluso para las mujeres que no acaban trabajando en estas fábricas de exportación.
Una mujer que vive en un vecindario con empleos de buena calidad disponibles para ella cuenta con una “opción exterior” mejor y existe una gran cantidad de investigación económica que demuestra que una mejor opción exterior se traduce en más poder de negociación. Esto podría ocurrir a través de cambios en la percepción de sí misma de la mujer (y, por lo tanto, de su conducta), de la percepción de un marido de su esposa (y, por consiguiente, de su conducta) o, una combinación de los dos.
Estos resultados concuerdan con investigación llevada a cabo en México y Blangladesh, donde investigadores demuestran que mejores oportunidades del mercado laboral facilitan diversas medidas de empoderamiento de las mujeres, incluyendo un mayor papel en la toma de decisiones dentro del hogar, aplazamiento de la edad de matrimonio y retraso de la maternidad.
Pero la conclusión de que empleos mejores pueden reducir el riesgo de sufrir violencia doméstica es más reciente, especialmente en el contexto de un país en desarrollo. La mayoría de las investigaciones en economía del desarrollo sobre violencia doméstica se han centrado en transferencias de efectivo, que a menudo forman parte de programas de escala menor que los cambios en el mercado laboral que estudiamos.
En un momento en que el sentimiento antiglobalización parece ir en aumento, vale la pena destacar que la mejora en las condiciones del mercado laboral en nuestro estudio de Myanmar fueron impulsadas por la liberalización comercial. Mejorar las condiciones del mercado laboral de las mujeres podría constituir una herramienta importante para reducir la violencia doméstica en los países en desarrollo y, la globalización – aunque resulte indudablemente un tema controvertido – puede haber contribuido ya a mejoras sustanciales en este ámbito.