Las actividades económicas en los países en desarrollo donde predomina la participación de las mujeres tienden a ser en el sector informal, por lo tanto, son propensas a mayores riesgos. Esta columna se basa en la evidencia de Kenia y otros lugares para explorar innovaciones que pueden ser efectivas para mejorar la productividad de las mujeres y promover una mayor inclusión económica en el uso de energía, acceso al agua, la atención médica y el espíritu empresarial.
Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es garantizar el trabajo decente y productivo para todos, especialmente a las mujeres, los jóvenes y las personas con discapacidad, todos los cuales tienden a ser “económicamente desfavorecidos” o “excluidos”.
En Kenia, por ejemplo, donde el sector informal representa el 85% del empleo total, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de operar empresas informales más pequeñas. Una encuesta del 2016 sobre micro, pequeñas y medianas empresas muestra que las mujeres son propietarias de casi dos tercios de los establecimientos sin licencia, pero menos de un tercio de los establecimientos con licencia. De hecho, solo el 17% de las empresas con licencia propiedad de mujeres están registradas.
La informalidad generalmente se traduce en salarios bajos e inconsistentes, malas condiciones de trabajo, baja productividad, inseguridad y acceso limitado a crédito y otros recursos económicos. Las empresas informales también se enfrentan a altos niveles de riesgo como consecuencia de la limitada protección social y de los inversionistas.
Estos desafíos contribuyen al cierre de negocios. Para las mujeres empresarias en Kenia, la protección social limitada es un contribuyente particularmente importante. Según encuestas de Kenia, las obligaciones prenatales y posnatales de las mujeres propietarias se encuentran entre las razones clave para el cierre. Las empresas dirigidas por mujeres también enfrentan restricciones que se entrelazan con sus otras obligaciones familiares.
Las mujeres están en el corazón de la producción de alimentos, desde la granja como parte de la fuerza laboral agrícola, hasta el plato como cocineras. Las personas de hogares de bajos ingresos suelen experimentar vulnerabilidades adicionales debido a la elección del combustible para cocinar. Se estima que el 60% de la energía para cocinar en Kenia proviene de la biomasa, y es más probable que los hogares encabezados por mujeres usen estas fuentes de energía, que están asociadas con los riesgos de los contaminantes.
¿Cómo pueden mejorarse los medios de vida para las mujeres?
El sector privado parece estar respondiendo. Por ejemplo, hay algunos enfoques exitosos en el sector energético. Varias compañías ahora ofrecen estufas de cocina de eficiencia energética en toda África. Existe evidencia de que dicha tecnología contribuye a la eficiencia y la seguridad, reduce el tiempo de la familia dedicada a preparar los alimentos y aborda problemas ambientales, de salud y seguridad. Las estufas también se han asociado con un mayor ahorro en las economías familiares.
Asegurar el acceso a bienes y servicios básicos, en particular agua, higiene, educación y atención médica, es un mandato clave de cualquier gobierno. Aquí, nuevamente, hay organizaciones privadas y otras organizaciones no gubernamentales que desempeñan un papel importante en el tratamiento de los desafíos, donde el gobierno no cumple con sus compromisos plenamente.
Un ejemplo es el Hippo Water Roller, que, al apuntar hacia las mujeres como consumidoras, tiene como objetivo mejorar el acceso al agua. Esta innovación fue desarrollada en 1991 por sudafricanos que, aunque eran hombres, apreciaban los desafíos que enfrentan las comunidades, particularmente las mujeres, en el transporte de agua. La tecnología es un contenedor de barril de 90 litros con un mango de acero, que se utiliza para empujar o tirar del barril de forma higiénica y con facilidad sobre la tierra desde la fuente de agua hasta el hogar.
Otras innovaciones en este sector incluyen los purificadores de agua, como los filtros de cerámica, UV y solares, que eliminan las bacterias que se encuentran en el agua, lo que la hace segura para beber. En Japón, por ejemplo, se diseñó un purificador de agua para usuarios de bicicletas, con el que el ciclista puede purificar el agua a través de la acción de pedalear.
Los desarrollos en la atención de salud por parte del sector privado han mejorado el acceso a los servicios de salud en toda África. En Uganda, por ejemplo, se lanzó la organización Living Good para distribuir atención médica mediante el suministro de medicamentos, alimentos enriquecidos, bienes de consumo y educación sanitaria. Esto se logra a través de un modelo de micro-franquicia, en el que los empresarios de salud, que tienden a ser mujeres, van de puerta en puerta vendiendo artículos a otras mujeres. Sorprendentemente, el fundador de esta organización es varón.
En Kenia, varios proveedores privados de atención médica, entre ellos Access Afya, Jacaranda Health, Miliki Afya, Viva Afya y City Eye Hospital, brindan servicios de atención médica de bajo costo en áreas densamente pobladas de bajos ingresos, que se basan en un gran volumen y economías de escala.
Estas organizaciones, aunque no gubernamentales, responden a las necesidades sociales. Se clasifican en tres amplias categorías:
- Emprendimiento social – actividades innovadoras de creación de valor social emprendidas por los sectores sin fines de lucro, empresariales o gubernamentales.
- ‘Organizaciones con fines de lucro’ – aquellas que generan ingresos a través de la venta de bienes y servicios que mejoran la calidad de vida de los consumidores.
- Negocios inclusivos – un enfoque del sector privado que compromete la “base de la pirámide” a través de la provisión de bienes y servicios comercialmente viables para personas de bajos ingresos como consumidores o como proveedores, distribuidores o empleados.
Según el Instituto de Recursos Mundiales y la Corporación Financiera Internacional, a nivel mundial, la base de la pirámide representa a cuatro mil millones de personas, 486 millones de ellas en África, aproximadamente el 40% de la población del continente. Por lo general, se clasifican como rurales, a menudo mujeres, con bajos ingresos, ocupados en empleos temporales o semi-regulares de baja calificación. Están denominados por la economía informal, que en sí misma presenta desafíos que introducen ineficiencias.
Los negocios inclusivos que incorporan la base de la pirámide en su cadena de valor se encuentran en muchos sectores de la economía:
- Agricultura, donde los insumos provienen de agricultores en la base de la pirámide, que a menudo reciben apoyo destinado a mejorar la calidad y la producción.
- Telecomunicaciones, donde la prestación de servicios se canaliza a través de una red de distribución que incluye a los consumidores en la base de la pirámide.
- El sector manufacturero, que produce en gran medida bienes de consumo para el hogar dirigidos a la base de la pirámide. Se dice que el interés comercial en la base de la pirámide condujo a la expansión del mercado de corporaciones multinacionales hacia mercados en desarrollo o emergentes, ofreciendo productos asequibles dirigidos a consumidores de bajos ingresos en términos de diseño, empaque y/o distribución.
En resumen, las personas en la base de la pirámide enfrentan desafíos que limitan su acceso a una vivienda digna, agua, saneamiento, atención médica y educación. Las empresas inclusivas, los emprendedores sociales y las “organizaciones con fines de lucro” tienen como objetivo o apoyan la base de la pirámide, abordando así algunos desafíos sociales y ambientales clave.
El papel del sector privado ha sido reconocido a nivel mundial, según lo establecido en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, el cual exhorta a las empresas a tomar medidas dentro de sus operaciones comerciales para promover objetivos sociales: el Llamado a la Acción Empresarial, que apoya a las empresas en el desarrollo de modelos empresariales inclusivos que comprometen la base de la pirámide y los ODS, que reconocen el papel desempeñado por todas las partes interesadas en el logro de los objetivos.
Otras instituciones que están desempeñando un papel cada vez más importante en la promoción de negocios inclusivos incluyen a los inversionistas que buscan apoyar iniciativas con un “impacto social” y movimientos globales, como B Lab, que promueven el “uso de negocios como una fuerza para el bien”.
En el futuro, las preguntas clave de política que los gobiernos deberían comenzar a formular incluyen, cómo pueden ayudar a los empresarios a mejorar su inclusión económica para mejorar los medios de vida al tiempo que contribuyen a la economía. Las políticas, la investigación y la innovación que pueden fomentar la inclusión de personas en la base de la pirámide, especialmente las mujeres, también deben ser una prioridad.