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Por qué la resiliencia socioecológica es beneficiosa tanto para la biodiversidad como para el bienestar humano
Medio ambiente, energía y naturaleza

Por qué la resiliencia socioecológica es beneficiosa tanto para la biodiversidad como para el bienestar humano

6 min

by

Suneetha M Subramanian

La pérdida de biodiversidad amenaza la salud y la prosperidad humana. Este artículo muestra por qué debemos considerar a los seres humanos y a la naturaleza como parte de un mismo sistema, y cómo esta visión favorecerá nuestro bienestar y mejorará la inclusión social.

La pérdida de biodiversidad, el deterioro de la salud de los ecosistemas y el aumento de los efectos adversos del cambio climático han dejado de ser noticias sorprendentes. Los efectos resultantes en el bienestar humano, desde la inseguridad alimentaria y la pérdida de ingresos hasta las enfermedades y los desplazamientos, también son ampliamente reconocidos.

Sin embargo, a pesar de todas las pruebas, las organizaciones gubernamentales siguen siendo lentas a la hora de adoptar decisiones y emprender acciones financieras y técnicas que aborden estos problemas.

Afortunadamente, el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal constituye un paso positivo en la política intergubernamental. Se adoptó en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Este Marco reconoce la importancia de motivar a las personas en diversos niveles, desde consumidores y productores individuales, hasta las empresas y los responsables políticos para que trabajen por su visión de un mundo en armonía con la naturaleza para 2050.  

El Marco aboga por un enfoque de toda la sociedad y todo el gobierno para alcanzar sus objetivos y metas. Esto requiere que todas las Partes del CDB alineen sus políticas nacionales en esta dirección.

Adoptar este enfoque implica desafíos administrativos y requiere reflexión, diseño y aceptación cuidadosa. Tiene el potencial de generar un cambio radical porque nos obliga a considerar la sociedad humana y los ecosistemas como un único sistema socioecológico. No se trata de un concepto nuevo, pero ciertamente podría considerarse un enfoque novedoso en la elaboración de políticas.

¿Qué son los sistemas socioecológicos?

Un enfoque de sistemas socioecológicos para la toma de decisiones considera la interdependencia entre las personas y la naturaleza. Permite una comprensión más matizada de los factores y acciones que afectan a la integridad y el bienestar de los ecosistemas y las sociedades humanas. Asimismo, ayuda a mostrar cómo las elecciones y decisiones que se toman en un sector afectan a otros en diversos contextos.

Por ejemplo, el monocultivo (siembra de un solo tipo de cultivo en la misma parcela de tierra) puede favorecer la seguridad alimentaria. Pero, lamentablemente, la práctica es perjudicial para la naturaleza. Resulta en la pérdida de recursos biológicos, como plantas, animales y minerales, así como procesos ecológicos. En última instancia, los seres humanos pierden opciones para mantener su salud y bienestar, por ejemplo, plantas medicinales o variedades resistentes al clima y pestes.

Los sistemas socioecológicos esencialmente reconocen que, dentro de un paisaje o un panorama marino, múltiples actores buscan múltiples beneficios de su diversa gama de contribuciones a la sociedad y la economía.

Dependiendo de la parte interesada, estas prestaciones no mutuamente excluyentes podrían ser:

  • Relacional: es decir, donde las personas tienen una relación con distintos aspectos de la naturaleza. Por ejemplo, con un lugar sagrado o estéticamente bonito. La naturaleza también puede ser educativa o producir variedades especiales de cultivos vinculados a identidades culturales, por ejemplo. De hecho, los beneficios relacionales informan los hábitos de producción, consumo y gestión de las poblaciones en diferentes contextos.
  • Instrumental: cuando la naturaleza proporciona un bien, como alimentos, medicina o fibras, o algún producto que ayuda a producir un bien.
  • Intrínseco: el valor de ciertos recursos es que simplemente existen.

La singularidad del enfoque de los sistemas socioecológicos es que abarca la diversidad de dimensiones sociales y ecológicas en distintos tipos de contextos sociopolíticos, medioambientales y económicos. También permite tomar decisiones informadas sobre las compensaciones que surgen durante las interacciones humano-humano y humano-naturaleza. Es decir, las cuestiones de equidad y sostenibilidad más amplias están integradas en el diseño conceptual de dichos enfoques sistémicos.

Los enfoques de sistemas socioecológicos trascienden los enfoques de nexos más conocidos, que examinan las interconexiones entre sectores relacionados (como el nexo alimentación-energía-agua), así como los enfoques de sistemas dentro de un sector (por ejemplo, sistemas agroalimentarios o sistemas de salud). Los enfoques de nexo y sistemas aún no logran adecuadamente tener en cuenta toda la gama de actividades y valores inherentes en un paisaje o paisaje marino.

La socioecología da un mayor sentido de agencia a todos los grupos de actores, incluidos los pueblos marginados, como los pueblos indígenas, las comunidades locales, y otros, como las poblaciones migrantes de las ciudades. Les permite ser parte de la solución a la pérdida de biodiversidad y los impactos del cambio climático, y ayudar a garantizar una población humana próspera. Además, deja espacio para que otros modelos no convencionales de planificación y evaluación (por ejemplo, la riqueza inclusiva, la economía del decrecimiento y la economía solidaria) capten el crecimiento y la prosperidad de una economía.

¿Qué es la resiliencia socioecológica?

La resiliencia socioecológica es «la capacidad de adaptarse o transformarse ante el cambio en los sistemas socioecológicos, en particular el cambio inesperado, de forma que siga apoyando el bienestar humano».

En pocas palabras, es un estado de preparación anticipatoria que garantiza que podamos hacer frente y adaptarnos a diversas perturbaciones del sistema socioecológico que puedan surgir de factores naturales, sociales o económicos.

Sin embargo, se debe cultivar activamente y debe abordar varios imperativos, entre ellos:

  • Necesidades humanas básicas: por ejemplo, alimentación, salud, ingresos y vivienda.
  • Necesidades relacionadas con la seguridad: por ejemplo, acceso a los recursos naturales, derechos y poder de tomar decisiones.
  • Necesidades de pertenencia: por ejemplo, sentido de lugar, identidad, equidad e imparcialidad.
  • Necesidades de autoestima: por ejemplo, confianza para negociar y educación.

Todos estos aspectos están relacionados con la salud de los ecosistemas y los recursos biológicos, y también con las capacidades, habilidades y conocimientos de las personas que los utilizan. Además, alcanzar la resiliencia socioecológica requiere que múltiples y diversos conjuntos de actores colaboren para identificar soluciones adaptadas a diferentes contextos.

Alinear las actividades humanas hacia la promoción de la resiliencia requiere iniciativas múltiples para garantizar que, entre otros aspectos:

  • Las diversas políticas sectoriales no tengan objetivos contradictorios.
  • La planificación y la implementación sigan los principios de co-aprendizaje, co-diseño, revisión por pares y apoyo.
  • Se busque y promueva activamente el desarrollo de asociaciones inclusivas y la cooperación entre diferentes grupos de actores.
  • La financiación necesaria en los puntos de intervención sea accesible y adecuada para su propósito.
  • Los organismos (ya estén dirigidos por el Estado o sean organizaciones no estatales) intervengan en medidas de comunicación eficaces y en actividades de desarrollo de capacidades reflexivas que permitan el aprendizaje entre iguales y entre distintos tipos de conocimientos.

Aunque pueda parecer una lista de deseos idealista, es imprescindible que todos participen para lograr el objetivo de vivir en armonía con la naturaleza. Muchos ejemplos en todo el mundo demuestran que este enfoque funciona (véanse, por ejemplo, los ejemplos de la Asociación Internacional para la Iniciativa Satoyama). Lo que necesitamos ahora es la voluntad política en todas las escalas de implementación para convertir lo factible en una posibilidad realista.

Suneetha M Subramanian
Investigadora, UNU-IAS