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Eliminar las barreras lingüísticas para una ciencia mejor

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Safa Fanaian, Diego Peralta, Julie Teresa Shapiro, Katharine Owens, Rebecca Tarvin and Paula Iturralde-Pólit

La investigación científica se comparte principalmente a través de artículos revisados por pares que se publican casi exclusivamente en inglés. Pero como explica esta columna, tal exclusividad lingüística genera una serie de problemas: limita el acceso de los hablantes no nativos de inglés; reduce la diversidad de teorías y enfoques y, obstaculiza el progreso científico y la formulación de políticas basadas en evidencias. Superar estas barreras requiere esfuerzos concertados para avanzar hacia una ciencia multilingüe.

Los anglófonos representan sólo 1.350 millones del total de 7.800 millones de personas en el planeta – alrededor del 16% de la población mundial. Es el primer idioma de apenas 360 millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, hoy en día, el 95% de todos los artículos científicos se publican en inglés. Este predominio del inglés en revistas revisadas por pares lleva a la esterilización de la ciencia, amplía las desigualdades, afecta a las carreras educativas y genera estereotipos.

El inglés no fue siempre la lengua dominante en la ciencia. En el pasado, existían idiomas predominantes regionalmente importantes de intercambio científico incluyendo el sánscrito, el persa, el chino, el griego y, debido al colonialismo, otras lenguas europeas. El dominio científico de una lengua siempre se atenúa regionalmente.

Pero desde la década de los años 1880 hasta mediados de los 2000, el inglés aumentó desde aproximadamente el 38 % hasta más del 90 % en las publicaciones de los campos de la biología, la química, la medicina, la física y las matemáticas. Al mismo tiempo, otros idiomas – incluidos el alemán, el francés, el japonés y el ruso – experimentaron tendencias a la baja en la comunicación científica. Para 2005, todos los demás idiomas habían caído a menos del 3%. Nunca en el pasado una lengua ha dominado la comunicación científica como lo hace actualmente el inglés.

Gráfico 1: Proporción de lenguas en las publicaciones científicas, 1880–2005: porcentaje medio total para biología, química, medicina, física y matemáticas. Fuentes: Tsunoda 1983; Ammon 1998; el análisis realizado por el propio autor, con la colaboración de Abdulkadir Topal y Vanessa G. Gráfico de: Ammon, U., 2010. p.115

Como resultado, los científicos cuyo primer idioma no es el inglés enfrentan varias barreras para participar en la ciencia y acceder al conocimiento. Resulta difícil y exige mucho tiempo conseguir que los trabajos académicos se publiquen en las principales revistas científicas y en otras publicaciones en inglés. Los servicios de revisión, edición y traducción son costosos. Mientras que las revistas científicas se publican en otros idiomas, la mayoría y las más prestigiosas lo hacen actualmente sólo en inglés.

Además, si usted no publica en inglés, su trabajo es menos valorado por las universidades y las instituciones académicas. Asimismo, incluso en países donde las lenguas oficiales no son el inglés, los artículos revisados por pares publicados en el idioma local se clasifican en un rango inferior, lo que perjudica las posibilidades de los investigadores de avanzar en sus carreras. Por último, es menos probable que otros investigadores lean y citen los artículos publicados en otro idioma, lo cual implica que el trabajo carezca de un amplio alcance, exacerbado más aún por los sesgos de lengua inglesa en las bases de datos de búsqueda.

Escribir artículos científicos es un proceso iterativo que requiere mucho tiempo, incluso para muchos autores de habla inglesa. Para los investigadores para quienes el inglés no es una lengua materna, a menudo lleva más tiempo corregir la investigación revisada por pares y escribir un artículo o una solicitud de subvención debido a los múltiples esfuerzos de traducción que conlleva. A este gran esfuerzo se suman los propios prejuicios y temor al rechazo, que conducen a una lucha interna, a la desmoralización y la inercia al intentar escribir en inglés. Esta lucha puede llevar con frecuencia a abandonar los esfuerzos y a perder muchas oportunidades.

Los trabajos de investigación pueden ser rechazados debido a razones como ‘el inglés no es bueno’. Los autores pueden recibir sugerencias como ‘por qué no obtienen esta revisión de un hablante nativo de inglés’, o ‘mejorar su inglés antes de volver a enviar el manuscrito para su evaluación posterior’. Estos comentarios suponen un importante revés para muchos que pasan meses adicionales escribiendo o traduciendo la investigación al inglés. Además de llevar a cabo una investigación científica rigurosa, los autores tienen que asumir las cargas de tiempo, financieras y emocionales de traducir su investigación a la lengua inglesa.

Una opción para superar esta barrera lingüística es ‘conseguir un traductor que traduzca su investigación al inglés’. Si bien esto suena como una alternativa plausible, los servicios profesionales de traducción son a menudo excesivamente costosos, ampliando la brecha entre lo que es técnicamente posible y lo técnicamente factible. Además, pedir constantemente a los colegas hablantes nativos de inglés que traduzcan o revisen manuscritos puede conllevar un coste de tiempo o social e introducir dinámicas de poder injustas.

Las publicaciones sólo disponibles en inglés plantean otra preocupación importante: existen muchos otros idiomas en el mundo. Si la investigación se está llevando a cabo en varios idiomas y el cruce es limitado, ¿cómo puede haber diversidad en la ciencia? Esta cuestión también limita la contribución de muchos hablantes no nativos de inglés que desarrollan una amplia variedad de investigaciones con matices a nivel local.

Las barreras lingüísticas suponen un problema tanto para la ciencia como para la política

La lengua inglesa ha colonizado la ciencia. Esto coloca a la investigación realizada en países de habla inglesa en una posición de ventaja a la hora de publicar y popularizar teorías, reforzando así una determinada perspectiva de la ciencia. Tal dominio en la reproducción de perspectivas margina otras visiones. Esta colonización no sólo distorsiona la ciencia, sino que también genera y refuerza sesgos. La gran diversidad de teorías e ideas elaboradas en otros idiomas es marginada. 

Por ejemplo, sólo una cuarta parte de las publicaciones en materia de estudios urbanos proceden de países del Sur Global. Esta baja contribución hace que las teorías centradas en el Norte Global gocen de una posición dominante, reforzando una idea de urbanización diferente de la realidad vivida. Asimismo, en epidemiología, física y química, dicha exclusión produce sesgos respecto a cómo se estudian las enfermedades y se experimentan las vulnerabilidades. El gran obstáculo está ligado al lenguaje o, más bien, a la exclusividad de la generación de ciencia en inglés.

Idealmente, el conocimiento debería estar disponible para todos, pero ¿qué sucede cuando se comunica la información en un idioma que no se entiende? Esta barrera excluye a una vasta audiencia que no entiende la lengua inglesa. En el contexto actual en el que cada vez más personas están perdiendo la fe en la ciencia y la información falsa se ha generalizado, el idioma está introduciendo otro obstáculo a la adquisición de conocimiento.

Cuando no incluimos a científicos e investigadores hablantes de todos los idiomas, puede perderse el conocimiento local o, a veces, los ‘descubrimientos’ son acreditados o cooptados por científicos occidentales o de habla inglesa. No reconocer las contribuciones de los hablantes no nativos de inglés limita la diversidad de la ciencia y el conocimiento.

Dos futuros alternativos del lenguaje utilizado en la ciencia

Tenemos una oportunidad de conformar el futuro del lenguaje en la ciencia. ¿Elegimos mantener una empresa monolingüe o podemos prever una ciencia multilingüe? Consideramos que la senda multilingüe es potencialmente mucho más enriquecedora y ofrece el beneficio de hacer que el conocimiento sea más accesible para compartir información a escalas regionales. Pero el indicador del éxito académico está actualmente ligado a las publicaciones en inglés. Este sistema tendría que evolucionar en este sentido para dar paso a una ciencia multilingüe.

Debemos adoptar medidas concertadas para avanzar hacia una ciencia multilingüe. Esto podría implicar la creación de centros de lenguas específicas dominantes – como el español, el hindi y el chino – cerca de otros idiomas nativos, de manera que las publicaciones científicas puedan ser fácilmente enlazadas con la investigación en inglés.

Pasos para sortear las barreras lingüísticas

Entre tanto, existe una creciente comunidad de apoyo para aquéllos que buscan publicar en inglés. Pero se puede hacer mucho más. Algunos avances incluyen revistas que ofrecen servicios de apoyo a la edición (sin costos exorbitantes); quienes revisan artículos científicos siendo más amables y constructivos en sus evaluaciones y, organismos de financiación que normalizan la flexibilidad en el lenguaje y desarrollan un sistema de asistencia editorial. Estas medidas constituyen algunos de los elementos básicos necesarios para facilitar la diversidad y la inclusión en la ciencia.

 

Safa Fanaian
PhD Candidate at the School of Geography and the Environment, University of Oxford
Diego Peralta
postdoctoral fellow, Universidad Nacional de Luján
Julie Teresa Shapiro
Zuckerman Postdoctoral Fellow, Ben-Gurion University of the Negev
Katharine Owens
associate professor, the University of Hartford
Rebecca Tarvin
Assistant Professor, UC Berkeley
Paula Iturralde-Pólit
Ph.D. candidate, Universidad de Costa Rica