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Cerrar la brecha del uso del Internet móvil: cinco barreras a la conectividad

7 min

by

Elizabeth Bermeo

Más del 40% de la población mundial carece de acceso móvil a Internet, lo que limita su acceso a oportunidades laborales críticas, consejos sanitarios, contenidos educativos y recursos gubernamentales. Para asegurarnos de que nadie se queda atrás en nuestro mundo cada vez más conectado, debemos comprender las barreras y los facilitadores de una conectividad significativa.

El Internet móvil aporta grandes beneficios económicos, reduce la pobreza y transforma vidas. Sin embargo, el 43% de la población mundial (3,400 millones de personas) sigue sin estar conectada. El problema no es la disponibilidad de banda ancha. La mayoría de las personas que no utilizan Internet móvil viven en zonas con banda ancha móvil. Esta “brecha de uso” representa el 38% del mundo, es decir, 3,000 millones de personas.

La conectividad varía enormemente dentro de cada región y país y entre ellos. El 95% de las personas no conectadas residen en países de ingresos bajos y medios, donde los teléfonos móviles son la principal puerta de acceso a Internet. En este blog, exploro cinco factores que explican la brecha en el uso de Internet móvil para ayudar a orientar políticas públicas que garanticen que más personas puedan beneficiarse del mundo en línea.

  1.  Asequibilidad.

La asequibilidad de los dispositivos habilitados para Internet y de los planes de datos es fundamental para aumentar la adopción de Internet móvil en los países de ingresos bajos y medios. En la mayoría de estos países, el costo de los dispositivos móviles y de los datos sigue siendo prohibitivo, lo que convierte el uso regular de Internet en un lujo más que en una necesidad.

Un informe reciente sobre el estado de la conectividad móvil a Internet muestra que el 41% de los 129 países de ingresos bajos y medios aún no han alcanzado el objetivo de asequibilidad de la Comisión de la Banda Ancha, que establece que la banda ancha de nivel básico debe costar menos del 2% de la Renta Nacional Bruta mensual per cápita para 2025. Cabe destacar que más de la mitad de los países del África subsahariana, que representan una cuarta parte de la población no conectada, no han alcanzado este objetivo de asequibilidad. Si se tiene en cuenta al 40% más pobre de la población, el 66% de los países de renta baja y media no alcanzaron el objetivo. 

Este reto de la asequibilidad se ve agravado por el hecho de que los teléfonos inteligentes de gama básica, a menudo la única puerta de acceso a Internet móvil en los países de ingresos bajos y medios, siguen estando económicamente fuera del alcance de muchos. Un dispositivo básico cuesta el 16% de los ingresos mensuales medios en los países de ingresos bajos y medios, lo que equivale al 40% de los ingresos para el 40% más pobre. Para el 20% más pobre, el coste se eleva al 55% de los ingresos mensuales. En el África subsahariana, un dispositivo básico cuesta el 95% de la renta mensual media para el 20% más pobre.

  •  Conocimientos y competencias digitales.

El conocimiento y las habilidades digitales son fundamentales para adoptar Internet móvil. Alrededor de una quinta parte de los adultos de los países de ingresos bajos y medios desconocen el Internet móvil y sus ventajas, incluidos algunos que ya poseen un dispositivo móvil. Los más propensos a señalar este obstáculo suelen ser las mujeres y las personas que viven en zonas rurales. Las desigualdades estructurales afectan de forma desproporcionada al acceso de estos grupos a una educación de calidad y a las oportunidades de adquirir conocimientos informáticos.

Sin los conocimientos informáticos esenciales, las personas tienen dificultades para navegar por las plataformas en línea, lo que limita su acceso a información y servicios fundamentales. Los consejos sanitarios, los contenidos educativos y los recursos gubernamentales quedan fuera de su alcance. Esta brecha digital agrava las desigualdades existentes, ya que quienes carecen de conocimientos informáticos pierden oportunidades de empleo, trabajo autónomo y mercados en línea.

La participación cívica también disminuye, ya que la alfabetización digital capacita a los ciudadanos para comprometerse cívicamente, acceder a los servicios gubernamentales y participar democráticamente. Además, el aprendizaje a distancia depende en gran medida de las competencias digitales. Los estudiantes que carecen de ellas tienen dificultades para acceder a los recursos educativos en línea, lo que perpetúa las disparidades educativas.

  •  Percepción de la relevancia.

Muchas personas no comprenden del todo los beneficios de Internet móvil para sus vidas. Esta falta de conocimiento está relacionada con el hecho de que la gente vea los contenidos, las aplicaciones o los servicios de Internet móvil como algo personalmente significativo. Cuando la gente no ve relevancia personal, es menos probable que explore y utilice el mundo digital.

Esto también refleja unos ecosistemas digitales locales subdesarrollados que carecen de contenidos, productos y servicios adaptados a las necesidades de los usuarios. Por ejemplo, alrededor del 52% del contenido de los sitios web sólo está disponible en inglés, a pesar de que sólo un 20% de la población mundial habla este idioma. Además, sólo el 9% de las visitas a sitios web procedentes de internautas africanos son a sitios web locales. La mayoría (88%) de las visitas procedentes de África son a sitios web de Estados Unidos y la Unión Europea.

El Índice de Conectividad Móvil destaca la importancia de los contenidos relevantes a nivel local. Mide las aplicaciones producidas localmente, los contenidos en lenguas locales y los servicios para la vida diaria, como noticias, entretenimiento, finanzas, comercio electrónico y gobierno. Los datos muestran un fuerte vínculo entre los contenidos/servicios disponibles y relevantes y el uso de Internet móvil. África subsahariana esta rezagada en el acceso a contenidos locales, lo que indica la necesidad de un panorama digital más inclusivo. Las puntuaciones de los países oscilan entre el 9.5 en Sudán del Sur y el 73.4 en Mauricio, y una puntuación más alta refleja contenidos más accesibles y relevantes a nivel local.

  • Seguridad.

Las preocupaciones en torno a la seguridad, como el acoso en línea, la desinformación y el fraude, impiden que la gente tenga experiencias beneficiosas en Internet. Los problemas de seguridad están muy extendidos en los países de ingresos bajos y medios, que se enfrentan a retos de ciberseguridad mientras persiguen objetivos digitales. El último informe del Índice de Ciberseguridad Global muestra puntuaciones y clasificaciones diversas que reflejan los diferentes compromisos con la seguridad y las áreas de mejora en estos países. Entre los principales retos se encuentran la falta de marcos jurídicos, medidas técnicas, estructuras organizativas, iniciativas de desarrollo de capacidades, como programas de formación, y la cooperación necesaria para hacer frente a los riesgos cibernéticos.

Las mujeres se ven afectadas de forma desproporcionada, ya que son más susceptibles de sufrir acoso y abusos tanto en línea como fuera de ella. Además, las mujeres suelen tener menos conocimientos y confianza digital, menos control sobre los dispositivos  así como los datos, y más barreras sociales y culturales para acceder a los servicios en línea. Esto genera miedo, desconfianza e incomodidad, lo que dificulta el pleno aprovechamiento de las oportunidades digitales. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) calcula que las mujeres de todo el mundo tienen un 5% menos de probabilidades que los hombres de acceder a Internet. Esta brecha de género se amplía hasta el 11% en los países menos desarrollados.

  •  Acceso.

Más allá de la cobertura, el acceso móvil a Internet tiene varios requisitos. Infraestructuras como la electricidad permiten el acceso, al igual que los dispositivos y las redes de agentes para adquirir datos. En muchos países, la identificación formal es esencial para el registro de la SIM.

El acceso a la electricidad permite el funcionamiento de los dispositivos móviles, especialmente de los teléfonos inteligentes que consumen mucha energía. En el África subsahariana, sólo el 50% de la población tiene acceso a la electricidad. La cifra desciende al 30% entre las comunidades rurales. Como resultado, los residentes en estas zonas se enfrentan a importantes retos y gastos para llegar a las estaciones de carga de sus dispositivos.

Redes de agentes venden tarjetas SIM, dispositivos y datos en sus quioscos en nombre de las empresas de telecomunicaciones. También capacitan a los clientes en habilidades informáticas, especialmente a los primeros usuarios de Internet. Pero las mujeres pueden encontrar dificultades para acceder a estos espacios físicos debido a factores como las normas sociales o los problemas de seguridad que, en última instancia, restringen su libertad de movimiento y acceso.

La identificación formal es un requisito previo para las suscripciones móviles o los servicios de dinero móvil en 157 países, lo que subraya su papel fundamental en la inclusión digital y financiera. Sin embargo, aproximadamente 850 millones de personas, predominantemente en el África subsahariana y el sur de Asia, carecen de la identificación necesaria para acceder a dichos servicios.

Conclusiones.

Ha llegado el momento de reevaluar la inclusión digital y dar prioridad a las necesidades de los usuarios. Dada la persistencia de las brechas de adopción, los responsables de formular las políticas deben hacer más para abordar los obstáculos a la conectividad móvil. Éstas deben abordarse de forma holística y en colaboración. La construcción de una sociedad digital inclusiva va más allá de cualquier sector y requiere una acción unificada liderada por gobiernos proactivos. Sólo a través de la responsabilidad compartida para acelerar la adopción podremos garantizar que nadie se quede atrás en nuestro mundo conectado.

Elizabeth Bermeo
Investigadora asociada, Universidad de Bristol