Alternativa prometedora a los combustibles fósiles y la leña, el biogás -producido mediante la conversión de residuos orgánicos en energía- ofrece una solución especialmente adecuada para los países en desarrollo. Además de sus ventajas medioambientales, esta tecnología puede generar considerables beneficios económicos y sociales.
El acceso a una energía limpia y asequible es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) , pero aún no se ha democratizado. El uso de la leña para cocinar y calentarse sigue estando muy extendido en muchas partes del mundo, sobre todo en los países en desarrollo, incluidos los africanos. Reducir la dependencia de la dendroenergía, perjudicial para la salud tanto como para el medio ambiente, es un reto esencial en términos de clima y salud. Exige reorientar nuestras necesidades hacia recursos renovables comoenergéticas la energía solar, la hidroeléctrica y la bioenergía.
Entre ellos, el biogás ofrece muchas ventajas para la transición energética. Mediante el proceso de metanización (digestión anaerobia), la materia orgánica natural o los residuos orgánicos se transforman en gas. Este gas puede utilizarse para producir electricidad, calor o combustible, contribuyendo así a la autonomía energética local y reduciendo la dependencia energética de los combustibles fósiles.
Una alternativa ecológica a los combustibles fósiles
La mayoría de las energías renovables producen electricidad, mientras que la metanización produce gas renovable, idéntico en composición al gas de los combustibles fósiles. Este proceso convierte los residuos orgánicos domésticos clasificados, los efluentes agrícolas (estiércol animal) y los efluentes de las industrias alimentaria y papelera. Ofrece una solución de gestión de residuos tanto para zonas urbanas como rurales. Los digestores de biogás son también fáciles de instalar, ya que pueden adaptarse a las necesidades de producción, desde operaciones domésticas a operaciones a gran escala.
En el África subsahariana, la madera, transformada o no en carbón vegetal, proporciona el 80% de la energía doméstica. La contaminación del aire doméstico resultante es uno de los factores de riesgo de muerte prematura en los países de renta baja. En 2019, la Región de África registró alrededor de 639.000 muertes debidas a la contaminación del aire interior (123 muertes por cada 100.000 habitantes), de las cuales el 47% fueron mujeres y el 25% niños menores de cinco años. Según el tercer informe anual sobre la calidad del aire en el mundo del Instituto de Efectos sobre la Salud (HEI) y el Instituto de Métrica y Evaluación Sanitarias (IHME, 2022), estos combustibles sólidos -carbón, madera, carbón vegetal, estiércol y otros materiales de biomasa- son responsables del 24% de las muertes en esta zona.[SA1]
En muchos países africanos, como la República Democrática del Congo, Madagascar y Níger, un gran número de personas no tienen acceso a métodos de cocina limpios. Así pues, las instalaciones domésticas biogás de ofrecen tres tipos de beneficios: sanitarios, para la salud de los hogares y en particular de las mujeres; económicos, para reducir el coste de la compra de combustible; y medioambientales, para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y la deforestación. De este modo, la cocina limpia contribuye a alcanzar múltiples Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Gestión eficaz de residuos en zonas urbanas y rurales
En las granjas y explotaciones ganaderas, la producción de biogás aporta beneficios energéticos y medioambientales. Proporciona energía baja en carbono a partir de residuos orgánicos. También permite una mejor gestión de los excrementos animales y otros residuos agrícolas más cercanos a su lugar de producción. Además, el proceso de metanización produce un residuo sólido, el digestato, que puede utilizarse como fertilizante orgánico, enriqueciendo el suelo. Es una alternativa a los fertilizantes químicos que contribuye a la sostenibilidad y eficiencia de la explotación. El biogás contribuye así s a la transición agroecológica al reducir el uso de insumos sintéticos responsables de la contaminación del suelo y el agua. Además, estas instalaciones agrícolas ofrecen la oportunidad de diversificar los ingresos mediante la venta de energía.
También los entornos urbanos se enfrentan al problema de la gestión de residuos. A egún el Banco Mundial, cada año se generan en el mundo 2.010 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos, un tercio de los cuales (33%) no se trata adecuadamente. Junto al reciclaje, la producción de biogás contribuye a una mejor política medioambiental y de gestión urbana. Para tener éxito, requiere una ambiciosa estrategia de sensibilización y la adopción de comportamientos más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.
Economía circular y biogás
Aunque los beneficios medioambientales del biogás son innegables, su potencial económico es igual de significativo, sobre todo por su contribución a la economía circular. La producción de biogás crea puestos de trabajo en la cría de animales, la gestión de residuos y la producción y distribución de energía. Contribuye así al desarrollo económico y social de las comunidades locales. Por ejemplo, el sector del biogás podría crear hasta 53.000 puestos de trabajo en Francia de aquí a 2030. En Burkina Faso, la construcción de 14.443 biodigestores ha creado unos 700 puestos de trabajo en 19 empresas privadas que operan en el sector. Al liberar el tiempo habitualmente dedicado al suministro y la manipulación de la leña, el paso al biogás permite también diversificar las actividades generadoras de ingresos de los hogares, como la transformación de alimentos y la búsqueda de nuevos conocimientos.
Desarrollar proyectos y mecanismos de financiación
Uno de los obstáculos a la democratización de las energías renovables es financiero. En el caso del biogás, el coste de inversión oscila entre 3.000 y 5.000 euros por kW instalado. Esto representa medio millón de euros para una pequeña planta de unos 100 kW, con un periodo de amortización de unos 7 a 10 años. Según el Oxford Institute for Energy Studies, los costes de producción de biogás basados en el coste nivelado de la electricidad (LCOE) varían entre 6 y 14 USc/kWh, en función de los costes de los insumos elegidos. Ampliar el uso del biogás requiere una estrategia conjunta en la que participen las autoridades públicas, el sector privado, los consumidores y los inversores. Debería centrarse en las exenciones fiscales, la reducción del coste de los digestores y los combustibles y la sensibilización de los consumidores.
También se están desarrollando proyectos como WABEF (Western Africa Biowastes for Energy end Fertilizer) o ABPP[SA2] (African Biogas Partnership Program) para democratizar el uso del biogás. Ofrecen subvenciones y formación a operadores y técnicos para que gestionen y mantengan las instalaciones, al tiempo que educan a las comunidades sobre la clasificación de residuos. A modo de ejemplo, la ONUDI acaba de lanzar el proyecto Incubadora de Energía Sostenible (SEI) en Madagascar. Ofrece apoyo financiero y operativo estratégico a empresarios que innovan en los campos de la energía sostenible, la cocina limpia y la eficiencia energética.
Como tal, el biogás es una herramienta de resiliencia energética para hogares y agricultores. Es un recurso energético, agronómico y económico , sobre todo en las zonas rurales con gran actividad agrícola. Promueve una economía circular , combinando agricultura y energía, al tiempo que aborda los retos de la gestión de residuos y la transición. En otras palabras, el biogás permite construir «pequeños sistemas resilientes» a escala local, para hacer frente a los riesgos de las crisis energéticas.