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El papel de las remesas en el desarrollo económico
Ciencia, finanzas e innovación

El papel de las remesas en el desarrollo económico

5 min

by

Nazneen Ahmad, John Nana Francois, Andrew Keinsley and Akwasi Nti-Addae

¿Promueve el crecimiento económico el enorme flujo de remesas hacia los países en desarrollo? y, si es así, ¿se benefician por igual todos los países receptores? Esta columna examina nuevas evidencias sobre la relación entre remesas y PIB. Mientras que los efectos medios a largo plazo de las remesas sobre el crecimiento son sistemáticamente positivos en 80 países en desarrollo, también existe una notable variación en la relación entre remesas y producción.

En la última década, las remesas han superado a las fuentes tradicionales de financiación dirigidas hacia los países en desarrollo, como la ayuda exterior. Según el Informe sobre Migración y Desarrollo 2019 del Banco Mundial, las remesas anuales destinadas a los países de ingresos bajos y medios alcanzaron la cifra récord de 529 billones $ en 2018.

La singularidad de las remesas frente a flujos financieros comparables como la ayuda exterior es que evitan obstáculos a menudo experimentados con entidades oficiales. En particular, las remesas funcionan de hogar a hogar, lo cual evita a las agencias gubernamentales. De este modo, el dinero enviado desde el extranjero, después de contabilizar los costos de transacción, es recibido directamente por los hogares, que a menudo son los verdaderos beneficiarios. No es por lo tanto sorprendente que diversos economistas argumenten el impacto positivo de las remesas.

Dilip Ratha, economista jefe del área de migración y remesas en el Banco Mundial, describe sucintamente las remesas como ‘dólares envueltos con cuidado’. De hecho, en el caso de muchas familias que enfrentan dificultades en países en desarrollo, las remesas pueden ser utilizadas para cubrir necesidades básicas como alimentos, saneamiento, vestido y energía para la cocina. Estas actividades económicas tienen un efecto directo sobre la reducción de la pobreza en los hogares de bajos ingresos que viven por debajo del umbral de la pobreza o cerca del mismo.

Más allá de los efectos inmediatos de las remesas sobre la mitigación de la pobreza, cuando se utilizan para financiar pequeñas empresas, educación o sanidad, pueden incrementar el nivel del capital físico y humano, factores que contribuyen al crecimiento a largo plazo. Nótese que el crecimiento promovido por las remesas puede generar empleo adicional en países receptores si el crecimiento es inclusivo. En consecuencia, las remesas tienen la capacidad de contribuir a erradicar la pobreza a nivel microeconómico, al tiempo que sirven como motor de crecimiento al nivel macro.

No se debe ignorar un impacto potencialmente negativo de las remesas en la actividad económica. Por ejemplo, los flujos de remesas pueden reducir el esfuerzo de trabajo o provocar desempleo voluntario. Considere un inmigrante en Estados Unidos que envía dinero de forma regular a los miembros de la familia en Bangladesh. Si esos beneficiarios están desempleados o subempleados y, la cantidad de dinero que se remite es mayor que el salario mínimo en Bangladesh, entonces podrían optar por trabajar menos o no participar en el mercado laboral. Esto tendría un impacto negativo sobre el PIB del país.

Los flujos de remesas también pueden propiciar un consumo excesivo y una cultura de la dependencia. Tales efectos adversos pueden dificultar la materialización de los impactos potencialmente positivos de las remesas en conjunto en los países receptores.

Varios estudios han investigado el efecto agregado de las remesas sobre el PIB en países individuales o grupos de países. Los resultados han sido variados, oscilando entre ningún efecto hasta un pequeño impacto positivo.

Un nuevo estudio demuestra que los resultados heterogéneos surgen como consecuencia de diversos factores, incluyendo pero no limitándose a los efectos contrapuestos de las remesas, así como cuestiones relacionadas con los errores de medición en los datos. Además, un tema común de los estudios que se centran en grupos de países es que asumen que el efecto de las remesas sobre la producción es el mismo para todos los países. Esto oculta importantes diferencias en la relación entre remesas y producción.

En nuestro reciente estudio, cuantificamos el impacto a largo plazo de las remesas sobre el PIB agregado en 80 países en desarrollo. Nuestra investigación adopta un enfoque más realista, reconociendo que los efectos de las remesas sobre la producción pueden diferir entre países por razones tales como su impacto diferencial sobre la inversión.

Observamos que existe una relación sistemáticamente positiva a la larga entre remesas y producción: como promedio, un incremento del 10% en las remesas se asocia con un aumento PIB del 0.66% en el largo plazo. De manera importante, encontramos que la relación positiva entre las remesas y el PIB está mediada por un canal de inversión. Específicamente, si el incremento de las remesas se asocia con una mayor inversión, observamos una relación positiva más intensa entre remesas y producción.

Una parte fundamental de nuestro estudio consiste en destacar la heterogeneidad en la relación, que el efecto promedio no recoge. Por consiguiente, llevamos a cabo un análisis de país por condado, que revela que la relación a largo plazo entre remesas y producción varía en magnitud e indicadores entre los países.

Por ejemplo, la respuesta asociada del PIB tras un incremento permanente de las remesas es del -0.53% y el 0.59% en Bosnia y Herzegovina y, la República Dominicana respectivamente. Esto sugiere que el efecto a largo plazo de las remesas sobre la producción no es uniforme en todos los países.

En resumen, si bien las remesas contribuyen de manera inequívoca a la mitigación de la pobreza, su impacto global sobre el crecimiento a largo plazo difiere entre los países. En consecuencia, las políticas destinadas a facilitar y hacer menos costosas las transferencias de dinero estimularán potencialmente un incremento sostenido y permanente de la producción en las economías receptoras. Pero los economistas y los decisores políticos deben ser cautelosos a la hora de impulsar un argumento de planteamiento único frente al impacto global de las remesas en los países en desarrollo.

 

Nazneen Ahmad
Associate Professor, Weber State University
John Nana Francois
Professor, West Texas A&M University.
Andrew Keinsley
Assistant professor, Weber State University
Akwasi Nti-Addae
Economist, Owens Corning