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Impuestos, acceso a Internet y desigualdad de género: lecciones de Uganda

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Rehema Kahunde

El sistema tributario de un país puede tener efectos diferenciales sobre los hombres y las mujeres. Esta columna analiza la situación de Uganda, donde un impuesto recientemente introducido sobre el uso de Internet amenaza con limitar el acceso de las mujeres a los servicios, la información y las oportunidades comerciales. La autora pide que, en los debates de políticas públicas, sea fundamental el análisis del impacto potencial en la igualdad de género de cualquier cambio fiscal propuesto.

Las mujeres en Uganda están siendo perjudicadas de forma desproporcional por un impuesto del 12 % sobre los packs de Internet en relación con sus homólogos masculinos. En virtud del Proyecto de Ley para enmendar la ley de impuestos Especiales (Excise Duty Amendment Bill) de 2021, el gobierno del país introdujo un gravamen del 12 % sobre los packs de datos para reemplazar el impuesto diario OTT (over-the-top) de 200 UGX que los usuarios de Internet aprendieron a evadir mediante el uso de redes privadas virtuales (VPN).

El nuevo gravamen se suma al impuesto al valor agregado del 18 %, lo cual lleva al impuesto total sobre el uso de Internet a un 30 %. De esta forma, es el acceso a Internet más caro de la región. La Comisión de Comunicaciones de Uganda (Uganda Communication Commission) calcula el costo de un gigabyte de internet es de $2.67, en comparación con un valor del $2.18 y $2.41 en Kenia, Ruanda y Tanzania, respectivamente.

Si bien el impuesto a Internet esta en línea con las iniciativas del gobierno para aumentar la movilización de ingresos internos, es probable que, a largo plazo, surjan impactos económicos y sociales negativos. El alto costo de Internet podría ser un obstáculo para importantes objetivos nacionales relacionados con el acceso. Podría desalentar los planes gubernamentales de facilitar la prestación de servicios mediante la educación a distancia, la telemedicina y el gobierno electrónico, como se establece en el tercer Plan Nacional de Desarrollo (National Development Plan).

Lo que resulta más importante, no se tuvieron en cuenta los vínculos potenciales y existentes entre el impuesto a Internet y sus consecuencias en la igualdad de género en términos del acceso de las mujeres a los servicios digitales. Aunque las mujeres y los hombres suelen tributar bajo las mismas normas, es probable que el impuesto de internet tenga efectos diferenciados por género.

En primer lugar, es probable que el impuesto exacerbe el acceso ya restringido de las mujeres ugandesas a las tecnologías digitales. En 2021, la Oficina de Estadísticas de Uganda (Uganda Bureau of Statistics, UBOS) reveló que la proporción de integrantes del núcleo familiar que usan el Internet es menor para las mujeres (5 %) en comparación con los hombres (8 %). Cabe señalar que los problemas de asequibilidad se destacaron entre las principales razones del acceso limitado a Internet. El impuesto sobre Internet supone un costo adicional sobre el uso, y es probable que socave los esfuerzos por aumentar la inclusión digital de las mujeres.

El impuesto hace que utilizar Internet sea menos asequible para las mujeres en comparación con los hombres, dado que el ingreso mensual promedio de la población masculina (UGX 220,000) es el doble que el de la femenina. Esto implica que es probable que un cargo adicional por acceder al Internet profundice la brecha digital de género que existe en Uganda. Implica también que las mujeres corren el riesgo de quedarse atrás a medida que las sociedades y las economías se digitalizan.

Que las mujeres tengan acceso limitado a Internet las priva de las ventajas que trae la digitalización. Por ejemplo, en el análisis realizado por la Alianza para la Inclusión Financiera se confirma que la digitalización podría aumentar la capacidad de generar ingresos, controlar riesgos, reducir los costos de transacción y promover una cultura de ahorro. Por lo tanto, no es sorprendente que se hayan observado diferencias de género en algunos de los indicadores anteriores, especialmente en los ingresos.

Asimismo, que el Internet sea menos asequible limita el acceso de las mujeres a la información, los servicios y la conectividad social. Ante el uso limitado de Internet, más mujeres se ven privadas de habilidades relevantes que podrían permitirles participar en el mercado laboral. Por ejemplo, varias mujeres habían logrado adquirir habilidades mediante videos de YouTube y al establecer contactos en varios grupos de redes sociales.

Dado que la mayoría de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPyMES) en Uganda pertenecen a mujeres, el impuesto a Internet implica un aumento en el costo de operación. La mayoría de sus negocios dependen completamente de Internet para conectarse con clientes, proveedores, proveedores de crédito y servicios importantes como el registro de empresas.

Por ejemplo, el costo elevado para acceder al Internet limita la capacidad de realizar publicidad digital. Esto dificulta la presencia de las empresas en línea, lo que reduce su capacidad para llegar a millones de clientes potenciales. De esta forma, el acceso limitado implica una clientela reducida y, por tanto, menos demanda. Esto podría resultar en más mujeres que abandonan el negocio.

El costoso acceso a Internet también dificulta el proceso de una empresa para investigar nuevas ideas de productos, nuevos métodos para crear productos e información sobre precios. Esto resulta en un bajo valor agregado, como se demuestra en las principales exportaciones de Uganda (productos agrícolas), bajos precios y, en consecuencia, bajos ingresos para estos empresarios.

Asimismo, el costo adicional por acceder a Internet reduce la capacidad de las mujeres para llevar a cabo transacciones en línea, como los pagos móviles. En un estudio reciente, se informa que las mujeres ugandesas tienen un 30 % menos de probabilidades de utilizar transacciones financieras digitales que los hombres. Esto causaría que incluso las pocas mujeres que se digitalizan abandonen este espacio digital.

Sin embargo, las mujeres se benefician más de los pagos digitales que los hombres, dada la naturaleza del trabajo y las normas sociales que permiten que las mujeres trabajen desde sus hogares o sin alejarse mucho de ellos. Por ejemplo, los pagos digitales eliminan la necesidad de las mujeres de desplazarse a proveedores, clientes y sucursales bancarias lejanos. Como tal, el impuesto a Internet reduce las opciones disponibles para que las mujeres puedan balancear sus responsabilidades en sus hogares y sus negocios a través de transacciones digitales.

Del mismo modo, los pagos digitales les permiten a las empresarias controlar sus ingresos, ya que garantizan la privacidad. Posibilita también que las mujeres puedan tomar sus propias decisiones sobre sus ingresos. Esto beneficia a todas sus familias a través de la inversión en nutrición y salud infantil. Un costo adicional por acceder al Internet priva a las mujeres de las ventajas que conlleva el uso de Internet, lo cual afecta a todos los miembros del hogar.

En conclusión, la incorporación de una perspectiva de igualdad de género al análisis general de la política fiscal puede mejorar significativamente la calidad de las políticas públicas. Las medidas para aumentar el acceso a Internet de las mujeres deben tener prioridad en las estrategias de política nacional, como el actual borrador de la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera (National Financial Inclusion Strategy, NIFS) 2023-28, a fin de contrarrestar los efectos negativos que produce el impuesto a Internet en las mujeres.

 

Rehema Kahunde
Research Analyst, Economic Policy Research Centre (EPRC)