La India lucha desde hace tiempo para lograr que sus cocinas rurales sean sin humo, pero con un éxito limitado. Esta columna arroja luz sobre la importancia de vincular el empoderamiento de las mujeres y las alternativas de combustible no contaminante a nivel de políticas para una transición efectiva a las cocinas sin humo. La educación y la concienciación, la independencia financiera y la autonomía de las mujeres en torno al gasto doméstico son algunos de los asuntos cruciales para el uso coherente de las tecnologías no contaminantes para la cocina.
Las tecnologías no contaminantes para la cocina pueden desempeñar un papel importante en la mejora de las vidas de los pobres en la India, en particular de las mujeres. La contaminación del aire en espacios cerrados, causada principalmente por cocinar con combustibles sólidos, fue responsable de más de 600.000 muertes en el país en 2019. La carga de cocinar, recolectar leña y biomasa y otros trabajos domésticos recae mayoritariamente sobre las mujeres. La primera Encuesta de Empleo del Tiempo representativa a nivel nacional de la India en 2019 confirmó que las mujeres realizan un promedio de cinco horas de trabajo doméstico no remunerado cada día (tres veces más que los hombres).
Durante la última década, la India ha logrado avances significativos proporcionando el acceso a tecnologías no contaminantes para la cocina, especialmente las que utilizan gas licuado de petróleo (GLP). El programa insignia Pradhan Mantri Ujwal Yojana (PMUY), lanzado en 2017, ha facilitado alrededor de 90 millones de conexiones de GLP subsidiadas (una cocina de GLP y una bombona de GLP de arranque) a hogares pobres, y había ayudado a conseguir un acceso casi universal al GLP para 2020.
Las políticas del Gobierno de la India se han centrado en proporcionar las infraestructuras institucionales y físicas necesarias para promover las tecnologías no contaminantes para la cocina. Pero, ¿es esto suficiente?
Una encuesta realizada por el Consejo de Energía, Medio Ambiente y Agua (CEMAA) en 2020 reveló que el 28% de la India rural utiliza exclusivamente GLP, y que el 52% lo combina o ‘apila’ con combustibles como la leña, el carbón vegetal y otras biomasas en diversos grados. La Encuesta Nacional de Salud Familiar (ENSF) de 2021 muestra que sólo el 45% de la India rural utiliza principalmente tecnologías no contaminantes para la cocina.
Las tecnologías no contaminantes para la cocina guardan una relación directa con el tiempo, la salud y el trabajo que soportan las mujeres, y sólo afectan al resto del hogar por extensión. El costo, la disponibilidad y la asequibilidad son los motores más importantes del uso de estas tecnologías. La adopción y la utilización coherente de las tecnologías no contaminantes para la cocina recaen principalmente en, y son impulsadas por, las mujeres y su capacidad.
Aquí, argumentamos que las políticas diseñadas para fomentar el uso de los combustibles no contaminantes serán más efectivas si tienen también en cuenta los factores clave que empoderan a las mujeres. Descuidar esta condición suficiente ha tenido como resultado un éxito sólo parcial o a corto plazo de las políticas de combustibles no contaminantes en la India. La educación y la concienciación, la independencia financiera y la autonomía de las mujeres en torno al gasto doméstico son algunos de los asuntos cruciales para el uso coherente de las tecnologías no contaminantes para la cocina.
¿Qué tienen que ver las mujeres con cocinar (combustible)?
La India rural sigue dependiendo de los combustibles sólidos debido a dos factores interconectados que sitúan en el centro a las mujeres: los altos costos de recarga del combustible no contaminante y los combustibles sólidos disponibles ‘de forma gratuita’, como la leña y el excremento de vaca. En la sociedad patriarcal de la India, la mayoría de las decisiones de carácter monetario son una prerrogativa del hombre. La encuesta del CEMAA mostró que el 63% de las mujeres de las zonas rurales no participan en la toma de decisiones domésticas sobre si recargar una bombona de GLP y cuándo hacerlo.
Primero, la recarga de bombonas de GLP es un asunto costoso para muchos hogares rurales. El precio de una bombona de GLP aumentó de alrededor de 581 a 1000 rupias entre mayo de 2020 y mayo de 2022. Eso suele representar entre el 12% y el 14% del gasto doméstico mensual total de los hogares pobres, y esto se refleja en su uso.
Además, en mayo de 2020, a comienzos de la pandemia y la recesión provocadas por el Covid-19, el Gobierno indio suspendió todos los subsidios de GLP, aunque pagó el coste de tres bombonas de GLP gratuitas para los hogares del PMUY en 2020. Una solicitud reciente de Derecho a la Información reveló que nueve millones de hogares pobres del PMUY nunca volvieron a realizar una recarga después de recibir la conexión de GLP. Otros diez millones compraron exactamente una recarga en 2020 (mientras que se necesitan entre siete y nueve bombonas al año si se utiliza GLP de forma exclusiva).
Segundo, a medida que la cocina no contaminante se vuelve más costosa, en ausencia del poder de negociación de las mujeres, su bienestar es sacrificado por otras necesidades domésticas. Los hogares a menudo reducen o abandonan por completo el GLP y dependen cada vez más de combustibles sólidos como la leña y el estiércol.
Las mujeres rurales dedican muchas horas a acopiar, preparar, almacenar y mantener el combustible para cocinar, sin mencionar la ardua tarea de cocinar con ello. Esto es posible gracias al trabajo gratuito de las mujeres. El costo de oportunidad de su tiempo –es decir, su mejor siguiente uso – es bajo.
Los hogares con mujeres que ejercen actividades de empleo remunerado a lo largo del año muestran una mayor incidencia de uso de combustible no contaminante que los hogares en los que las mujeres no trabajan. Según la ENSF de 2014/2015, el 44% de los hogares con mujeres trabajadoras y el 37% de los hogares con mujeres no trabajadoras utilizaban combustible no contaminante para cocinar. Sólo el 13% de las mujeres de las zonas rurales participaban en actividades de empleo remunerado durante todo el año.
Estos dos factores interconectados –la decisión de reponer una bombona de GLP frente a utilizar combustibles sólidos– dependen del estatus de la mujer en la economía doméstica y del poder de negociación que tiene sobre las finanzas familiares y su tiempo.
Las mujeres financieramente independientes, las que pueden tomar decisiones sobre las compras domésticas y las que participan en actividades laborales aumentan las posibilidades de los hogares de elegir combustibles no contaminantes para cocinar.
Al mismo tiempo, el impacto de la agencia de las mujeres en la elección del combustible depende de las relaciones de género, como cuánto confían los esposos en sus esposas para administrar el dinero, así como las restricciones culturales que dictan la libertad de movimiento fuera de sus hogares para desplazarse a los mercados de las aldeas o más lejos.
¿Qué se debe hacer?
El uso sostenido de tecnologías no contaminantes para la cocina relativamente costosas requiere subsidios para los hogares más pobres. Durante los primeros años de uso, podrían ser necesarios subsidios graduales o específicos para los hogares por debajo del umbral de la pobreza (especialmente hogares del PMUY) para alentar un cambio de comportamiento hacia un mayor uso de GLP. La carga del subsidio puede compartirse con los Estados de la India y el Ministerio de Salud.
Las políticas de combustibles no contaminantes deben también vincularse con otros programas de desarrollo que aborden el empoderamiento de las mujeres. Los planes para promover la salud y el empleo de las mujeres y la educación de las niñas podrían ser formas de financiar, estimular y educar a las personas sobre procesos no contaminantes para la cocina. También podrían crearse incentivos para un mayor uso de tecnologías no contaminantes para la cocina conectándolo con pólizas de seguros médicos y becas dirigidas a niñas estudiantes.
Al mismo tiempo, el Estado debería crear un sistema para aislar la elección de combustibles no contaminantes por parte de las mujeres de los diferentes contextos socioculturales, las relaciones de género y las desigualdades económicas.
A raíz de los altos costos del combustible o si los hogares atraviesan tiempos difíciles, la agencia de las mujeres y sus decisiones de gastar dinero en combustible no contaminante para la cocina podrían encontrar una importante resistencia. En algunos casos, puede resultar difícil asignar una cuantía de suma fija incluso para bombonas de GLP subsidiadas.
Un plan de micropagos al que accedan y administren pequeños grupos de mujeres (similares a los grupos de autoayuda) podría ser útil en el marco del programa de combustibles no contaminantes para la cocina. Reduciría el peso de los altos costos de recarga y ayudaría a construir un entorno social que promueva los combustibles no contaminantes.
Las cocinas de inducción también se vuelven competitivas cuando el precio del GLP alcanza el importe de 1000 rupias por bombona. La investigación muestra que el uso de GLP y la adopción de cocinas de inducción aumenta cuando se proporciona información financiera y sobre la salud a los hogares.
Mejorar la agencia de las mujeres – su concienciación sobre los beneficios del combustible no contaminante para la cocina y los programas que facilitan su acceso, poder de negociación y capacidad para gastar en combustible no contaminante – es la clave para las cocinas sin humo.