Los sistemas de sanidad son una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero. La financiación climática presenta un enorme potencial sin aprovechar para impulsar sistemas de sanidad más sostenibles que no solo emitan menos gases, sino que también contribuyan a la salud pública, la recuperación de recursos y la resistencia al cambio climático.
Los sistemas de sanidad, que incluyen inodoros, sistemas de alcantarillado y obras de tratamiento de aguas residuales, son fundamentales para la salud pública y la sostenibilidad del medio ambiente. Sin embargo, representan entre el 2 y el 6 % de las emisiones de metano a nivel mundial, con un 1-2 % procedente únicamente de las letrinas de pozo, y un 1-3 % de óxido nitroso. El metano, un potente gas de efecto invernadero, contribuye significativamente al cambio climático. Es responsable de más del 20 % del calentamiento climático actual.
Los legisladores tienden a centrarse en reducir las emisiones de metano de sectores como la agricultura y la energía, y suelen pasar por alto el papel del sistema de sanidad. Este artículo explora el potencial de la financiación climática para abordar el problema del metano en el sector sanitario, especialmente desde la perspectiva del Sur Global.
El sector sanitario y el desafío del metano en el Sur Global
En el Sur Global, los sistemas de sanidad deficientes combinados con su pobre gestión, la inadecuada planificación de los edificios y los sistemas de drenaje y el uso inapropiado de los humedales causan emisiones de metano.
Muchos de estos sistemas de sanidad tampoco logran apoyar a la salud pública y a otros aspectos relativos a proteger al medio ambiente. Por ejemplo, en un estudio reciente de los sistemas de sanidad de 15 ciudades del Sur Global, se descubrió que el 62 % de las aguas residuales y los lodos fecales se tratan de forma nociva. Los sistemas son peligrosos, en parte, porque dependen de letrinas a cielo abierto y fosas sépticas construidas deficientemente que provocan la contaminación de las aguas subterráneas.
Cómo la financiación climática puede abordar el reto del metano en el sector sanitario
La financiación climática puede apoyar la infraestructura, la tecnología y las herramientas de supervisión específicas para impulsar sistemas de sanidad que emitan menos emisiones así como para apoyar otros objetivos políticos como una mejor salud pública y aguas más limpias.
La financiación puede proceder de fuentes públicas, privadas y mixtas, en lugar de utilizar únicamente financiación privada o pública. La financiación conjunta crea un esquema de inversión común para que la financiación del desarrollo y los inversores privados impulsen una solución de diseño para abordar un problema de desarrollo de forma eficiente, eficaz y con un riesgo de inversión reducido.
Esta financiación debería destinarse a iniciativas de agua, higiene y sanidad (WASH, por sus siglas en inglés). Estas iniciativas promueven la planificación holística de los asentamientos, la gestión de las aguas residuales y reducen las emisiones de metano. Asimismo, se debería crear también un sistema de seguimiento y evaluación de estas iniciativas a nivel local.
Se deben incluir las iniciativas para utilizar tecnologías sencillas, tanto en zonas rurales como urbanas, que sean de bajo costo y puedan ampliarse. Por ejemplo, el mecanismo de Janicki Omni Processor, apoyado por Bill Gates y utilizado en prueba en Dakar (Senegal), convierte los residuos humanos en agua y electricidad. Cada planta cuesta al menos dos millones dólares estadounidenses. Adicionalmente, los «polite processes» son menos complejos que la realidad, lo que supondrá un obstáculo adicional.
Cuando se hayan concluido los proyectos para que los sistemas sean más sostenibles, la financiación para beneficiar el medio ambiente debería destinarse a tecnologías que capturen el metano emitido por los sistemas de sanidad. En un estudio reciente, se demuestra que se puede capturar metano atmosférico y de bajo nivel utilizando un catalizador común y menos costoso, la zeolita de cobre biomimética, que demuestra potencial para su uso a escala.
Cuatro consideraciones políticas esenciales para la financiación climática de los sistemas de sanidad
Seleccionar los mecanismos de financiación adecuados: Los mecanismos de financiación que podrían abordar el problema del metano en el sector sanitario incluyen subvenciones, préstamos en condiciones favorables, financiación del carbono y asociaciones público-privadas. Cada mecanismo tiene sus propias ventajas y consideraciones, y la elección depende del contexto y las necesidades específicas de la región. En el continente africano, por ejemplo, hay países que ahora tienen una deuda pública desorbitada. En estos casos, una financiación climática similar al sistema de subvenciones tendrá más impacto, pero debe incluir una rendición de cuentas adecuada sobre el uso de los recursos.
Investigación, desarrollo de capacidades y transferencia de tecnología: Un aspecto clave de la financiación climática es la transferencia de tecnología que les facilitaría a los países del Sur Global más acceso a soluciones de sanidad innovadoras. Sin embargo, la investigación y las transferencias de tecnología siguen siendo muy limitadas en los países en desarrollo y hay poca colaboración entre la industria y las universidades, o incluso entre la política y las universidades. Abordar el problema del metano en el sector sanitario requiere una mayor colaboración global y un mayor intercambio de conocimientos mediante plataformas generales como foros, conferencias o Comunidades de Prácticas (por ejemplo, la Comunidad de Prácticas de MRV Climático de Ghana).
Mejoras en la política y la gobernanza: Los marcos políticos y las estructuras de gobernanza eficaces son cruciales para el éxito de las iniciativas de financiación climática en el sector sanitario. Por lo tanto, los gobiernos deben priorizar la sanidad sostenible en sus planes nacionales de desarrollo y crear un entorno que favorezca las inversiones para fines de protección al medio ambiente. Las autoridades locales deben participar en este proceso para que repercuta a nivel local y para facilitar el cambio cultural necesario para la adopción y aceptación de las nuevas iniciativas. De esta forma, los mecanismos de gobernanza transparentes y responsables son esenciales para la eficacia. Se comprobó que los países que reciben más financiación para proteger el medio ambiente presentan un alto riesgo de incurrir en prácticas corruptas.
Principios de economía circular: La financiación climática puede ayudar a incorporar los principios de la economía circular en los sistemas de sanidad. El concepto de economía circular enfatiza el uso eficiente y la reutilización de los recursos, de esta forma minimizando la producción de residuos. Por lo tanto, una economía circular permite una vía para centrarse en todo el ciclo de sanidad. Al promover la recuperación de recursos, como la producción de biogás a partir de residuos, la financiación climática puede apoyar aún más proyectos que no solo reduzcan las emisiones de metano, sino que también generen energía renovable y subproductos valiosos.
Enfoque de la política y punto de acción
La financiación para la lucha contra el cambio climático está tomando impulso y las organizaciones de desarrollo regionales y mundiales son fuentes emergentes de financiación. Los responsables políticos de los países en desarrollo pueden ayudar a cumplir una amplia variedad de ODS al asignar parte de estos fondos al sector sanitario.
Al adoptar una perspectiva de pensamiento sistémico, los países del Sur Global podrán trabajar hacia un futuro sostenible y resiliente para el medio ambiente, en el que los sistemas de sanidad contribuyan tanto a la sostenibilidad del medio ambiente como a la salud pública. El potencial existe, pero hace falta que los actores políticos, el sector privado y las partes interesadas locales impulsen el cambio.
Este artículo se publica como parte de una serie sobre financiación climática organizada en colaboración con el Instituto del Instituto de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Seguridad Humana, la Iniciativa de Seguros Climáticos de Munich (MCII) y LUCCC/START.