Salud e higiene

¿Cuál es el futuro de la salud reproductiva en las zonas de Bangladesh afectadas por la salinidad?

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Muhammad Abdur Rahaman, Zereen Saba and Shamima Akter


El cambio climático tiene un impacto significativo en la salud pública, con efectos complejos, específicos del contexto y, a menudo, vinculados a eventos climáticos particulares. En las regiones costeras de Bangladesh, el aumento de la salinidad del agua potable está perjudicando la salud pública, especialmente la salud reproductiva de las mujeres. A pesar de los esfuerzos nacionales para construir sistemas de salud resilientes al clima, las políticas actuales pasan por alto el problema crítico de la salinidad y sus impactos en la salud relacionados con el género.

Bangladesh tiene una costa de 710 kilómetros, que cubre aproximadamente un tercio de la superficie terrestre del país, que alberga a más del 25% de su población. Estos distritos costeros bajos a lo largo de la Bahía de Bengala son muy vulnerables al aumento del nivel del mar, la intrusión de salinidad, los ciclones y las inundaciones. La intersección de varios impactos del cambio climático, como el clima extremo y la degradación ambiental, afecta la salud pública de diversas maneras, influyendo en el bienestar general.

En las zonas costeras, el aumento del nivel del mar, las marejadas ciclónicas y las inundaciones pueden empujar el agua salada hacia ríos, estanques y fuentes de agua subterráneas. Este proceso, conocido como intrusión salina, aumenta la salinidad del agua potable, haciéndola insegura para beber, la agricultura y el uso diario.

Según los datos del Instituto de Desarrollo de los Recursos del Suelo (SRDI), las tierras afectadas por la salinidad en Bangladesh aumentaron de 83.3 millones de hectáreas en 1973 a 102 millones de hectáreas en 2000, y a 105.6 millones de hectáreas en 2009. Los niveles más altos de salinidad del suelo y del agua se registraron en la región costera, con una salinidad del agua que a menudo supera el rango aceptable de bebida de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 300 a 600 miligramos por litro.

Varios estudios han encontrado que la presencia de sal en el agua potable en las zonas costeras de Bangladesh con frecuencia supera los límites de salud recomendados. Esta salinización del agua potable se debe a múltiples causas y se espera que empeore debido al aumento del nivel del mar inducido por el cambio climático.  La salinidad ha aumentado en todo el país en aproximadamente un 26% en las últimas tres a cuatro décadas, extendiéndose también a áreas que no son costeras.

Políticas públicas y salud de la mujer

El intento del Gobierno de Bangladesh de introducir una Política Nacional de Salud en 1990 no tuvo éxito, dejando al país sin una política oficial hasta que se adoptó la primera en 2011.

Bangladesh ha introducido varias directrices para construir sistemas de salud resilientes al clima, y la Política Nacional de Salud (2011) reconoce los crecientes desafíos relacionados con el clima, como la salinidad y la sequía. Sin embargo, no aborda sus efectos en la salud reproductiva, en particular la de las mujeres de las regiones costeras del país. Del mismo modo, el Plan Nacional de Adaptación de la Salud (2018) también pasa por alto los riesgos para la salud reproductiva relacionados con la intrusión de salinidad.


Salinidad y salud reproductiva de la mujer 


Los estudios muestran que las mujeres de la zona costera de Bangladesh se ven afectadas de manera desproporcionada por  el cambio climático, con altos niveles de salinidad relacionados con problemas de salud reproductiva, enfermedades de la piel y un mayor riesgo de infecciones del tracto urinario (ITU). El agua potable excesivamente salada aumenta la ingesta de sodio, lo que aumenta el riesgo de presión arterial alta, hipertensión y preeclampsia en las mujeres embarazadas. Con el aumento del nivel del mar y las tormentas más frecuentes debido al cambio climático, se espera que aumenten los riesgos para la salud reproductiva de las mujeres.

Durante la estación seca, muchas mujeres se ven obligadas a lavar la ropa en agua salina contaminada o a evitar lavarla después de la menstruación debido a la falta de agua dulce. Esto contribuye a una serie de problemas de salud reproductiva. Nuestra investigación encontró que el 87.3% de las mujeres reportaron problemas con la menarquia, mientras que el 68.3% sufrieron de infecciones urinarias. Los problemas comunes de salud reproductiva incluyeron menarquia precoz o tardía (41.67 %), ciclos irregulares (41.67 %), infertilidad, abortos espontáneos recurrentes, complicaciones del embarazo, bajo peso al nacer, parto prematuro, leucorrea, enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) y malestar abdominal. 

El agua salada contiene varios minerales disueltos. Entre ellos, el sodio y el cloruro son los más comunes, junto con el calcio, el potasio y el magnesio. Cuando la sangre menstrual, rica en hierro, entra en contacto con el agua salada, puede crear compuestos químicos como cloruro de hierro y magnetita. El lavado repetido de las toallitas menstruales en agua salada puede provocar la absorción de estos compuestos nocivos.

La exposición al fluoruro en el agua potable también puede afectar la fertilidad al alterar las hormonas relacionadas con el embarazo. Además, el manganeso en el agua salada puede formar compuestos nocivos que se han relacionado con problemas de salud reproductiva tanto en mujeres como en hombres.

Enfoque de género para el cambio climático y la salud

En conclusión, el cambio climático, en particular la intrusión de agua salada, plantea graves riesgos para la salud de las comunidades costeras de Bangladesh, y las mujeres son las más afectadas debido a los recursos limitados y la capacidad de adaptación. Estos impactos van más allá de la salud y amenazan los medios de vida, la seguridad alimentaria y el bienestar general. Abordar los efectos de género del cambio climático es esencial para que las estrategias de adaptación sean eficaces e inclusivas.

Para abordar estas brechas, se necesita un enfoque integrado que combine las intervenciones de salud pública con la adaptación al clima y la reducción del riesgo de desastres. Las políticas deben dar prioridad al desarrollo de sistemas de salud reproductiva resilientes, la sensibilización de la comunidad y el fortalecimiento de la capacidad local de atención de la salud. La equidad de género y la participación de las mujeres en la toma de decisiones deben ocupar un lugar central en estos esfuerzos. Si no se toman medidas específicas, los problemas de salud reproductiva provocados por el clima podrían convertirse en una crisis nacional.

Muhammad Abdur Rahaman
Director, Center for People and Environ (CPE), Bangladesh & Research Scholar, Tripura University, India
Zereen Saba
Senior Research Officer, Center for People and Environ (CPE)
Shamima Akter
Investigadora asociada, Centro para las Personas y el Medio Ambiente (CPE)