¿Cuáles son los grandes obstáculos para lograr la igualdad de género en los países en desarrollo? En este artículo, el primero de una serie de dos partes, se extraen aprendizajes de los casos de Nigeria y Vietnam. Se aborda un enfoque sobre la falta de servicios públicos que consideren el género, la infravaloración del trabajo de cuidados no remunerado que realizan las mujeres y la ausencia de igualdad de empleo.
El último informe de ONU Mujeres sugiere que todavía nos falta mucho para lograr la igualdad de género (Objetivo de Desarrollo Sostenible 5), y es posible que no se alcance ni en los próximos 300 años. Esta realidad tiene consecuencias a largo plazo para las mujeres de todo el mundo y es especialmente devastadora para las mujeres del Sur Global, quienes ya se han enfrentado a importantes barreras para participar plenamente en el proceso de desarrollo. Según la académica latinoamericana Anna Suzina, las mujeres pueden figurar en las conversaciones sobre el desarrollo, pero tienen «capacidad desigual para intervenir en la configuración del orden social».
Las mujeres del Sur global se ven excluidas del proceso de desarrollo de muchas maneras. Algunas formas son la exclusión de los servicios públicos y las oportunidades económicas, la marginación política, la violencia y la explotación.
La falta de servicios públicos con perspectiva de género (gender-responsive public services, GRPS) y la infravaloración del trabajo de cuidados no remunerado (unpaid care work, UCW) que realizan las mujeres
La última década ha recalcado la necesidad de mejorar los servicios públicos que tomen en cuenta las cuestiones de género, tanto en cantidad como en calidad. Sin embargo, en los países en desarrollo y países menos desarrollados, la financiación pública para los GRPS es insuficiente e ineficaz.
En Nigeria, el aumento en los secuestros de niños, los matrimonios forzados, los embarazos precoces y el COVID-19 han exacerbado las desigualdades que padecen las niñas y han expuesto la falta de infraestructuras financiadas con fondos públicos que se necesitan para eliminar estas desigualdades. Según UNICEF, 18,5 millones de niños nigerianos no están escolarizados y el 60 % de ellos son mujeres. Los descarados ataques de los insurgentes en el norte de Nigeria han afectado significativamente la educación de los niños. Seguir con la educación de las niñas, especialmente en situaciones de emergencia, es fundamental para cerrar la brecha.
Mientras tanto, en Vietnam, el fracaso de los GRPS ha contribuido a que la carga de los cuidados y el trabajo doméstico no remunerado recaiga sobre las mujeres y las niñas debido a sus roles de género patriarcales. Las normas sociales relativas al papel de la mujer en el UCW están profundamente arraigadas en la sociedad vietnamita y se transmiten a la siguiente generación.
El insuficiente presupuesto económico asignado a servicios públicos como las guarderías de niños, la asistencia sanitaria, la enfermería geriátrica, la educación, la vivienda, el empleo y la seguridad social ha hecho que las mujeres dediquen mucho más tiempo y esfuerzo a cuidar de sus familias, hijos, enfermos y ancianos. En las zonas remotas y montañosas, las mujeres y niñas pertenecientes a minorías étnicas tienen que caminar mayores distancias para recoger agua y combustible.
Foto 1. Mujeres y niñas de minorías étnicas vietnamitas en zonas montañosas que llevan tanques de agua donados por una empresa (Fuente: Vietnam Youth Union)
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hay una menor proporción de hombres que participan en el trabajo doméstico, y aquellos que le dedican tiempo al trabajo doméstico lo hacen durante menos tiempo que las mujeres (como refleja la Gráfico 1). Casi el 20 % de los hombres no participan en estas actividades de ningún modo. Asimismo, en los estudios sobre el desarrollo, se sugieren que «el hecho de no contabilizar el trabajo no remunerado sustentó las estructuras imperantes de desigualdad de género y contribuyó a perpetuar estrategias de desarrollo inadecuadas».
Aunque a menudo es invisible, la contribución del UCW es tangible. Sin embargo, la contribución de las mujeres vietnamitas no ha sido debidamente reconocida en las familias y las comunidades. Que los hombres no reconozcan la contribución de las mujeres, junto con la evaluación subjetiva sin ninguna medición específica del UCW, solo han profundizado el prejuicio social patriarcal y la desigualdad de género. En Vietnam, el UCW realizada principalmente por mujeres no se ha tenido en cuenta en la determinación del PIB.
Gráfico 1: Porcentaje de hombres y mujeres vietnamitas en UCW (2019) (Fuente: Viet Nam’s Labour Force Survey)
La falta de igualdad en el empleo
Un análisis del papel de la mujer en el desarrollo económico permite comprender las disparidades que afectan a la participación de la mujer en la fuerza de trabajo. En Nigeria, a pesar de que hay más mujeres en el sector del comercio a pequeña escala, los patrones culturales se oponen a la incorporación de las mujeres al comercio moderno y priorizan a los hombres en las oportunidades de empleo. Por ejemplo, los hombres tienen cuatro veces más probabilidades de ocupar puestos ejecutivos, y también el doble de probabilidades de conseguir un empleo, según la Corporación Financiera Internacional.
Del mismo modo, un análisis del empleo que poseen los hombres y las mujeres a los 20 años muestra notables diferencias. Por ejemplo, el 4 % de los hombres en las zonas rurales de Nigeria ya están casados a los 20 años, en contraste con el 50 % de las mujeres. Para las mujeres de esta categoría, esta tendencia reduce aún más sus perspectivas de empleo. La norma cultural es que las mujeres casadas asuman más tareas domésticas, lo que agrava aún más las desigualdades a las que se enfrentan las niñas y las mujeres.
En Vietnam, la situación parece ser mejor dada la elevada participación de las mujeres en el mercado laboral. Ambos sexos podrían tener el mismo acceso al empleo y las mujeres tienen un horario laboral similar al de los hombres. Se ha visto también una eliminación progresiva de las brechas de género en los logros educativos.
Sin embargo, estos indicadores no son lo suficientemente representativos de la igualdad de oportunidades entre los hombres y las mujeres. Las mujeres vietnamitas enfrentan múltiples y persistentes desigualdades de género. Tienen que soportar una doble carga desproporcionada: ser a la vez «hábiles en las tareas del país y en las tareas domésticas».
Se registra también una noción común, tanto en las zonas rurales como en las urbanas, según la cual los hombres son el sostén de la familia, mientras que las mujeres solo obtienen ingresos secundarios. Adicionalmente, las mujeres vietnamitas tienen un empleo de menor calidad que los hombres. [SA1] Están sobrerrepresentadas en segmentos vulnerables, reciben más empleos a tiempo parcial y peores remuneraciones, especialmente en la agricultura de subsistencia y en el servicio doméstico.
Según la Oficina General de Estadística, las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres de convertirse en trabajadoras domésticas. Las trabajadoras además tienden a ganar menos dinero y también están menos representadas en los puestos de toma de decisiones. En 2019, las mujeres representaban casi la mitad de la fuerza laboral, pero solo el 24,7 % tenían roles de gestión y liderazgo, según la OIT.
El gráfico 2 ilustra que, si bien ha habido un aumento en la tasa de empleo remunerado y se ha presenciado una reducción en la tasa de empleo vulnerable de ambos sexos a lo largo del tiempo, no ha habido una disminución correspondiente en la brecha de género.
Gráfico 2: Prevalencia del empleo remunerado y el empleo vulnerable por género en Vietnam (2010–2019) (Fuente: Viet Nam’s Labour Force Survey)
Ante disparidades tan evidentes, ¿qué medidas pueden adoptar las partes interesadas y los responsables políticos para alcanzar el objetivo de la paridad entre hombres y mujeres? En la segunda y última parte de esta serie, [MK1] examinaremos las leyes y políticas vigentes en Nigeria y Vietnam que pueden estar contribuyendo a agravar la desigualdad que enfrentan las mujeres y las niñas.