Salud e higiene

Reducir la mortalidad infantil e impulsar oportunidades en el mercado laboral para las mujeres

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Sonia Bhalotra, Venkataramani Atheendar and Selma Walther

Las inversiones públicas para la reducción de la mortalidad infantil pueden alentar a las mujeres a participar más en actividades económicas. Ésta es la conclusión de las investigaciones sobre las cuales se informa en este artículo. Gracias a las tasas mejoradas de supervivencia infantil como resultado de las evoluciones médicas a principios del siglo XX, las mujeres americanas retrasan su maternidad y se participan por largos periodos en el mercado laboral. La fertilidad y la carga de la mortalidad infantil en los Estados Unidos en la década de 1930, fueron similares a lo que se ve en muchos países en vías de desarrollo de nuestros días.

Durante el siglo XX, en los países desarrollados, el rápido crecimiento de la participación femenina en la fuerza laboral fue uno de los cambios económicos más importantes. En los Estados Unidos, el suministro de mano de obra de mujeres casadas creció de 10% en 1930 a 25% en 1950. Además, continuó aumentando a un ritmo constante hasta 1990, cuando llegó a 75%. El incremento inicial ha sido atribuido al aumento de la tasa de término de la escuela secundaria y al aumento de empleos de oficina considerados amigable para las mujeres. Este último factor se ha asociado con los avances de la tecnología del hogar y algunos otros factores incluyendo el aumento del movimiento feminista.

Nuestra investigación sugiere que la disminución de la mortalidad infantil es otro factor que contribuye a esta tendencia histórica, que a la vez tiene implicaciones demográficas y económicas en los países en vías de desarrollo.

Nuestra idea central es que la disminución de la mortalidad infantil reduce tanto el número de niños que quieren tener las mujeres como el número de niños que tienen que concebir para alcanzar el número deseado. De esta manera pueden retrasar la maternidad e integrarse o quedarse en el mercado laboral. El efecto es reforzado por la disminución de la morbilidad infantil, que reduce el tiempo que las mujeres, quienes son a menudo las cuidadoras principales en las familias, a ver por los niños enfermos.

En África subsahariana, en 2017, la participación femenina promedio en la fuerza laboral alcanzaba 63%. Pero este promedio oculta una gran heterogeneidad, con variaciones en la participación desde 31% en Mauritania hasta 83% en Mozambique. Examinamos la validez de nuestra hipótesis al analizar la relación entre la participación femenina en la fuerza laboral y la mortalidad infantil.

Los países con una menor mortalidad infantil tienden a una mayor participación femenina en la fuerza laboral. Además, como es de esperar, tienen índices más bajos de fertilidad, pero a diferencia de las predicciones de la teoría económica, en esos países hay un mayor porcentaje de mujeres sin hijos.

Proponemos un modelo alternativo en que se puede explicar este resultado al integrar las decisiones de las mujeres sobre su participación en la fuerza laboral y el momento en que tienen hijos. Probamos las predicciones de este modelo con datos de Estados Unidos de principios del siglo XX.

Para examinar nuestra hipótesis, consideramos la reducción inesperada y fuerte de la mortalidad infantil producida por la introducción de los primeros antibióticos, en 1937, en Estados Unidos. Se trató de medicamentos sulfonamidas (de sulfa) que cambiaron el estándar de la medicina moderna.

Se utilizaron los nuevos medicamentos para tratar enfermedades bacterianas importantes, incluyendo la neumonía, como la principal causa de la mortalidad infantil. Siguió una manía por la sulfa y al llegar a 1941, cada año se trataba al 10% de la población norteamericana con este medicamento. Con la llegada de los medicamentos de sulfa la tasa de mortalidad debido a la neumonía –que sobre todo afectaba a los niños- bajó de 32 a 17% en Estados Unidos.

Hallazgos

Encontramos que las mujeres redujeron el número de niños que tenían al mejorar la supervivencia infantil. Documentamos reducciones en los márgenes tanto intensivos como extensivos de la fertilidad: las mujeres con hijos en general tenían menos hijos y más mujeres no tenían hijos. El efecto en cuanto al porcentaje de mujeres sin hijos podría ser sorprendente, en vista de que la teoría económica moderna sostiene que las mejoras a nivel de la salud infantil hacen que sea más –y no menos- atractivo tener por lo menos un hijo.

Esta aparente paradoja se resuelve al entender que al mejorar la supervivencia infantil, es menos necesario empezar a tener hijos desde temprano en la vida porque es más probable que cada embarazo sea exitoso y porque puede ser que, en general, las mujeres quieran menos hijos. Además, las madres dedican menos tiempo a cuidar niños enfermos. Con este aumento del tiempo disponible, las mujeres pueden ingresar a o quedarse en el mercado laboral.

Alternativamente, los factores biológicos pueden limitar la fertilidad si es que se retrasa por demasiado tiempo. Estas circunstancias pueden llegar a dar lugar a que una mujer no tenga hijos, incluso sin ser su intención inicial. De hecho, el retraso es una explicación del reciente aumento del número de mujeres sin hijos en los países europeos.

De manera congruente con el mecanismo propuesto, encontramos que después de la disminución en la mortalidad infantil como resultado de la introducción de los primeros antibióticos, las mujeres tendrían sus hijos más tarde y era más probable que fueran parte del mercado laboral, tuvieran mejores ocupaciones, trabajaran más horas y era menos probable que se casaran.

Acciones de política

La fertilidad y la carga de la mortalidad infantil en Estados Unidos en los años 1930 eran similares a lo que se ven en muchos países en vías de desarrollo. En África, la fertilidad sigue siendo elevada, con un promedio de 4,7 nacimientos por mujer. A nivel mundial, la neumonía sigue siendo la principal causa infecciosa de las muertes de niños y cada año es responsable de seis millones de muertes de niños menores de 5 años. Si bien han pasado ochenta años desde la invención de los antibióticos, el consumo promedio de antibióticos en África Occidental es aproximadamente un 90% más bajo que en Estados Unidos, lo que apunta a un acceso deficiente.

Nuestros hallazgos implican que la inversión pública en la reducción de la mortalidad infantil puede reducir el número de embarazos y alentar a  las mujeres a participar más en la actividad económica. Se ha argumentado que la participación femenina en la fuerza laboral alienta el crecimiento económico a largo plazo y además se ha asociado el empoderamiento económico de las mujeres con una mayor inversión en los niños y menos violencia intrafamiliar. Pero la medida en que se despliegue este potencial dependerá de si las mujeres tienen acceso a empleo, una situación que probablemente se verá afectada por normas sociales que restringen el acceso de las mujeres al trabajo.

Sonia Bhalotra
Professor of Economics at the University of Essex
Selma Walther
applied microeconomist