Salud e higiene

Echemos un Vistazo a la Fagoterapia en la Lucha contra las Súper Bacterias

7 min

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Steffanie A. Strathdee, Theron Hamilton, Ryland Young, Biswajit Biswas, Robert T. Schooley, Carl Merril, Jeremy Barr and Thomas L. Patterson

¿Cómo abordamos la creciente crisis de las ‘súper bacterias’, es decir bacterias resistentes a los antibióticos? En este artículo se describe un esfuerzo internacional por salvar la vida de uno de los autores que sufrió una infección bacteriana potencialmente mortal. La solución fue la fagoterapia –una cura olvidada que existe hace cientos de años– que eliminó la infección y condujo a una recuperación completa. Se requieren mayores estudios básicos y clínicos para avanzar en este campo, además de normativas nuevas para supervisar el uso terapéutico de fagos y otros productos naturales.   

Nos encontramos en la cúspide de una era post antibióticos. A consecuencia del uso excesivo en el ganado y los humanos, y la globalización que puede diseminar infecciones rápidamente, los antibióticos son cada vez menos potentes para luchar contra las bacterias resistentes a múltiples medicamentos (MDR, por sus siglas en inglés), que se llaman las ‘súper bacterias’. Desde 1961, cuando se identificó el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA, por sus siglas en inglés), las súper bacterias han evolucionado y se han convertido en una amenaza mundial. En una declaración de la Asamblea General de la ONU en 2016, se advirtió que hasta el año 2050, 10 millones de personas podrían morir cada año debido a infecciones con súper bacterias con un costo total cumulativo de US$ 100 trillones a menos que se tomaran acciones urgentes. Ahora que hay menos empresas farmacéuticas dispuestas a invertir en antibióticos nuevos, el desarrollo de los cuales puede tomar años, la pregunta es cómo enfrentamos la crisis de las súper bacterias. 

Compartimos un esfuerzo internacional por salvar la vida de uno de los autores (Tom Patterson) quien fue infectado con una bacteria MDR potencialmente mortal. La solución fue la fagoterapia  – una cura centenaria olvidada. 

Nuestra historia es poco convencional en todos los sentidos y es dramática tanto a nivel personal como en el plano mundial. En noviembre de 2015, dos de nosotros (Steffanie Strathdee y Tom Patterson, esposos y ambos investigadores) estaban de vacaciones en Egipto cuanto Tom se enfermó gravemente de pancreatitis por cálculos biliares. Para cuando lo habían llevado por avión para internarlo en la unidad de cuidados intensivos del hospital Thornton de la UC San Diego (UCSD), tenía un enorme absceso abdominal infectado con la MDR Acinetobacter baumannii – una súper bacteria designada por la OMS como el “patógeno prioritario crítico” #1 que amenaza la salud humana.

La cepa que había infectado a Tom se había vuelto resistente a todos los antibióticos que él podía tolerar. Estaba demasiado débil para cirugía. Los médicos intentaron drenar sus abscesos con catéteres abdominales. Sin embargo, uno de los drenes internos se deslizó dentro de la cavidad abdominal de Tom. El fluido infectado se derramó hacia su corriente sanguínea y lo hizo entrar en un shock séptico. Lo conectaron con un ventilador y le administraron múltiples medicamentos para que no fallara su corazón. En los siguientes dos meses entraba y salía de una coma mientras que su cuerpo intentaba desesperadamente luchar contra la infección.

Al darse cuenta de que su esposo se estaba muriendo, Steffanie exploró terapias alternativas. Hace cien años, los investigadores descubrieron virus que atacan a bacterias (bacteriófagos o fagos). Los fagos son el organismo más antiguo y más populoso en el planeta y residen en nuestro microbioma y abundantemente en aguas residuales. Los primeros estudios sobre la fagoterapia reportaron cierto éxito, pero una vez que se descubrió la penicilina, los fagos dejaron de ser usados excepto en algunas partes en Europa del Este.

La fagoterapia no está autorizada en los EEUU. Steffanie no se dejó desalentar y tomó contacto con su colega, Chip Schooley, Jefe de Enfermedades Infecciosas en la UC San Diego quien era parte del equipo que cuidaba a Tom. Él dijo estar de acuerdo de probar la fagoterapia si es que ella podía encontrar algunos fagos activos contra las bacterias de Tom. 

Steffanie empezó a llamar a investigadores de fagos para pedir ayuda. Ry Young, Director del  Centro para Fagotecnología en Texas A&M, movilizó a miembros de laboratorios, entre los cuales Jason Gill y Adriana Hernandez-Morales quienes analizaron la cepa bacteriana de Tom sobre la base de su librería de fagos y aproximadamente 100 muestras ‘ambientales’ (es decir, aguas residuales). Ry además lanzó una ‘caza de fagos’ internacional. La respuesta era abrumadora.

Investigadores de Bélgica, Suiza, la República de Georgia y empresas biotecnológicas en los EEUU y la India ofrecieron fagos sin costo. Un oficial de la FDA puso a Chip en contacto con el Teniente Comandante Theron Hamilton de la Dirección de Investigación de Defensa Biológica del Centro Naval de Investigación Médica quien también aceptó ayudar. A las tres semanas, los equipos de Ry y Theron habían preparado cócteles de cuatro fagos que coincidían con la cepa bacteriana de Tom. Carl Merril, investigador de fagos jubilado de NIH, dio asesoramiento acerca de la dosis y las rutas de administración. Algunos colegas de la Universidad Estatal de San Diego (incluyendo Jeremy Barr y Forest Rowher) purificaron los fagos de acuerdo con las especificaciones de la FDA.

El 15 de marzo de 2016, Tom estaba a punto de sufrir una insuficiencia multi-orgánica, pero los fagos estaban listos y la FDA otorgó una aprobación de emergencia para un Medicamento Nuevo Experimental de Investigación  (EIND, por sus siglas en inglés). El equipo de la UCSD empezó a inyectar el cóctel tejano de fagos en los catéteres abdominales de Tom y dos días después se empezó a realizar la infusión de los fagos de la Fuerza Naval en su corriente sanguínea.

El 20 de marzo Tom despertó y empezó a recuperar. Cuando su cepa bacteriana se volvió resistente a los cócteles de fagos iniciales, el equipo de la Fuerza Naval generó y purificó un segundo cóctel de fagos en pocos días. 

Se cree que Tom es el primer caso documentado exitoso en que se recurrió a la fagoterapia intravenosa para el tratamiento de una infección sistémica con una súper bacteria en los EEUU. Su infección se resolvió con tres meses de fagoterapia y él recuperó completamente.

Ofrecemos un conjunto de lecciones aprendidas de este caso extraordinario. 

Primero, la fagoterapia justifica una mirada fresca como un tratamiento potencialmente personalizado contra infecciones bacterianas con MDR. Se necesita una mayor investigación básica y clínica para avanzar en este campo además de nuevas vías reguladoras para supervisar el uso terapéutico de fagos y otros productos naturales. 

Segundo, el sistema médico y las agencias de financiamiento tienen que superar su prejuicio implícito contra los tratamientos no convencionales como la fagoterapia, que ya se estudió antes del inicio de la ciencia clínica moderna y la biología molecular.   

Tercero, se exhorta a las empresas farmacéuticas y biotecnológicas a considerar la sinergia de la coadministración de fagos con antibióticos. 

Por último, estamos de acuerdo con la declaración de la Asamblea General de la ONU en que se reclaman esfuerzos multisectoriales e intersectoriales (p.ej. medicina humana y veterinaria, agricultura, finanzas, medio ambiente, industria y consumidores) para enfrentar la crisis mundial de las súper bacterias.   

Nuestra historia sobre el esfuerzo internacional exitoso por salvar la vida de un hombre al apalancar la pericia de tres universidades, el ejército estadounidense, la FDA, una red de investigación mundial y el sector privado es un ejemplo de la diplomacia de salud mundial. Los desafíos más urgentes en cuanto a la salud mundial requieren mecanismos para el despliegue rápido de actores en múltiples niveles y para utilizar maneras creativas para superar obstáculos logísticos que impiden avances hacia metas compartidas.

Con la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos están en juego millones de vidas, sobre todo en países de ingreso más bajo y medio que sufren las peores consecuencias de las infecciones con súper bacterias. La historia de cómo nuestras vidas colisionaron con la extraña historia de la fagoterapia saca a la luz esta cura olvidada. Es hora de utilizar los fagos como alternativa para los antibióticos. 

 

Steffanie A. Strathdee
Associate Dean of Global Health Sciences and Harold Simon Professor of Medicine, UCSD
Theron Hamilton
Head of genomics and bioinformatics, Naval Medical Research Center
Ryland Young
Director of the Center for Phage Technology, Texas A&M University
Biswajit Biswas
Senior Scientist, Naval Medical Research Center, Fort Detrich
Robert T. Schooley
Director of International Affairs, UCSD
Carl Merril
Co-Founder, Applied Phage Technologies, Inc.
Jeremy Barr
Assistant Professor, Monash University
Thomas L. Patterson
Professor of Psychiatry, University of California San Diego